Desafiar a la lógica elemental y a la evidencia histórica, es lo que sucede al asumir ideas bienestaristas y neobienestaristas, al insistir en campañas de un solo tema (monotemáticas), las cuales son injustas e ineficaces.
Las campañas monotemáticas son una manera de calmar el ansia de eliminar el sufrimiento a toda costa, por parte de los animalistas que las promueven, porque se autoengañan creyendo que son avances, siendo que no es así.
Una y otra vez se ha demostrado que el «éxito» o «victoria» de una campaña monotemática es efímero, puesto que al no promover el veganismo, si no el bienestarismo, así como el especismo por centrarse en explotaciones específicas o proteger a especies específicas; no se elimina el no veganismo de la sociedad, por lo tanto, no visibiliza que el valor intrínseco es el mismo para cada sujeto independientemente de cuál sea y de en qué uso sea víctima, y ello provoca que en cualquier momento puedan ser derogadas las prohibiciones o modificadas las leyes o acuerdos sociales para continuar la explotación debido a que sus derechos morales no han sido reconocidos ni respetados. Siguen siendo considerados propiedades y recursos los demás animales al no ir a la raíz de la problemática: la educación vegana.
Las campañas de un solo tema (monotemáticas) pueden ser dirigidas a que mediante medidas de bienestar animal pretendan gradualmente llegar supuestamente a la abolición de la explotación animal; y también se refiere a aquellas que buscan la prohibición de usos con la misma intención (la abolición de la explotación animal). En este ensayo me enfocaré más en las prohibiciones.
Las campañas monotemáticas que tienen como fin no pedir mejoras, sino que se dirigen a prohibir una o unas explotaciones en específico, visibilizan sólo algunas consecuencias y no contrarrestan el no veganismo, por ejemplo: campañas antitaurinas, contra peleas de gallos, cerrar delfinarios, circos sin animales, etc.
Gente podría estar en contra de ciertas explotaciones y no ser vegana hoy ni hacerse vegana nunca. Mucha gente puede consumir animales y por otro lado estar en contra de la tauromaquía o las peleas de gallos o perros, circos sin animales, etc, bajo la excusa (racionalización) de que esas explotaciones le parecen especialmente crueles e innecesarias, sin reflexionar que usar a los animales para cualquier otro uso, también son actividades injustas y en su mayoría innecesarias. La campaña monotemática jamás cuestiona esta incongruencia, si no que se nutre de ella.
Aunque sus promotores aseguran luchar por todos los animales, pero usan como estrategia ir de prohibición en prohibición, no hay manera de evitar la obviedad, de que si dedicas tiempo y esfuerzo a una explotación en específico o a una especie en específico, se está reafirmando la percepción de que esas tienen prioridad sobre otras, que usar a un toro en una plaza es moralmente peor que usar a ese mismo toro en un matadero, que usar caballos para rejonear es peor que usarlos para salto ecuestre, que usar a gallos en una pelea es moralmente peor que robarle los huevos a las gallinas, etcétera. Así que es de suponer, que gente que apoya esas campañas ya rechazaba esas prácticas aún sin ser veganos, entonces no generan un cambio de conciencia realmente, ya que seguirían ignorando o viendo menos importantes al resto de explotaciones y especies explotadas por priorizar a otras.
Promover prohibiciones es problemático al menos por las siguientes razones:
- se envía un mensaje que viola el principio de igualdad al no tener en cuenta que los demás animales son considerados propiedad por una mayoría, entonces al enfocarse en usos específicos y que sólo afectan a un grupo de animales no humanos específicos (los involucrados en ese uso particular), se difunde implícitamente la idea de que esos usos y esas especies deben tener prioridad por encima del resto.
Fomenta un gradualismo moral, al considerar que se debe «liberar» primero a ciertas especies que a otras, en base a nuestra afinidad con ellos o por tomar como parámetro los niveles de crueldad, no apuntando al hecho de que cualquier uso de animales no humanos es imposición, es dominio para explotarlos;
- no es extrapolable hacia algunas causas humanas, por ejemplo, la tauromaquía no es equivalente a protestar contra los trabajos forzados en campos de algodón, sino que dicha campaña animalista monotemática (antitaurina) sería más bien como si se hiciese una campaña como: «Prohiban los trabajos forzados donde se use a gente de ‘X’ o ‘Y’ etnia y determinado sexo, para este uso, formas y condiciones específicas»;
- es implícitamente bienestarista, ya que dichas prohibiciones suelen pedirse sobre explotaciones que la gente considera especialmente crueles («maltrato»), enfocando el problema en el «trato» (formas y condiciones que se realiza). Y tiene que ser así en estos momentos para que la gente que en su mayoría no es vegana, las apoye;
- como en toda campaña neobienestarista, no existe una conexión lógica entre lo que ellos suponen como premisas implícitas y explícitas («estos usos son los más crueles», «el problema es el maltrato animal») incluso antropocéntricas («quien es cruel con los animales lo es con humanos»), con la conclusión («rechazar usar animales independientemente de las formas y condiciones, por respeto a los animales no humanos mismos»);
- dado el punto anterior, refuerzan el no veganismo, al hacer creer a incluso no veganos que son parte de un movimiento de «liberación animal», mientras son parte del problema: no son veganos y por tanto participan en la explotación animal y/o creen que el problema fundamental no es el uso sino la forma de usar a los demás animales.
Estas prohibiciones al no tener como base al veganismo, y al no combatir el no veganismo por ende, con el paso del tiempo es muy probable que sean modificadas o derogadas; pero en el caso de las que tengan un respaldo social suficiente, dicho respaldo está basado en la oposición a ciertas explotaciones por el nivel de crueldad y no porque gran parte de la sociedad haya eliminado el no veganismo de su conciencia ni hayan reconocido el valor inherente de los demás animales. De hecho como se comentó anteriormente, la campaña monotemática se nutre del especismo.
¿Por qué digo que se nutre del especismo (actualmente)? Porque una campaña monotemática requiere de enfocarse en explotaciones que sean rechazadas hoy mismo por la mayoría, por ejemplo, no tendría éxito una campaña contra el uso de perros como lazarillos (guía de invidentes) o de animales no humanos con fines terapéuticos, sino que causarían rechazo en la población mayoritaria, y dado esa coyuntura, la campaña monotemática tiene que ser especista, es decir, ponderar a ciertas especies y demonizar ciertos usos y formas respecto a otros usos y formas.
Uno de los casos especiales es el de «cierre de mataderos», el cual lo más ambicioso que podría lograr si tuviese el suficiente apoyo es que se cierren mataderos en ciertas localidades mientras se mudan a otro lado pero siguen surtiendo a la demanda que en esos mismos lugares sigue existiendo, ya que la gente no vegana en su mayoría sigue participando en esa y en otras formas de explotación animal. Por otro lado, se sigue pugnando por dicha explotación como en los demás casos, porque implica sufrimiento y/o muerte de animales no humanos, lo que en sí mismo no conciencia en rechazar cualquier tipo de explotación animal donde no hubiese por ejemplo violencia explícita sino implícita.
Estas campañas ni siquiera «liberan» a los animales no humanos involucrados en el foco, sino que sólo cambia la forma en que son explotados y siguien siendo considerados medios para los fines humanos. El ejemplo típico es el ya antes mencionado: un toro al no ser explotado en una plaza, lo será en un matadero; un perro al no ser explotado en peleas, lo será en modo de mascota, terapista, rescatista u otra actividad forzada.
La explotación animal no es una lista predefinida de actividades a prohibir, sino la consecuencia del rechazo al valor inherente de los animales no humanos por parte de grupos humanos, y no respetan sus derechos (intereses y voluntad, como el deseo de vivir para sus propios fines).
Las formas de explotación pueden ser infinitas, tantas como la imaginación basada en la utilidad que la mentalidad especista pueda crear. Aún y si hoy lográsemos prohibir algunas explotaciones mediante leyes o acuerdos sociales, mañana ya estarían creándose nuevas, e incluso podrían regresar las mismas modificadas a manera de «bienestar animal».
Veamos algunos ejemplos de fracasos de campañas monotemáticas:
- la caza de ballenas en Japón, que estuvo prohibida durante muchos años, pero una laguna legal permite realizarla por «motivos científicos». Incluso el gobierno busca volver a permitirla con fines comerciales;
- en Chile, anularon la prohibición del rodeo, por lo que estarían volviendo a permitir esta actividad que estuvo prohibida durante algún tiempo;
- en una ciudad de Colombia, se reactivó la tauromaquía después de haber estado prohibida por algún tiempo debido a presión de grupos animalistas;
- en México ya llevan años prohibidos los circos con animales, pero preguntaría yo, ¿ya son respetados por ejemplo los tigres, osos, jirafas y demás animales que solían ser explotados en esos circos? ¿Es mejor que sean usados en zoológicos u otros lugares? No considero sea así. El cambiar meramente una forma de uso por otra no es en nada hacer justicia, precisamente porque sigue habiendo uso.
Por ello, debemos educar en el veganismo, el cual no se enfoca en explotaciones específicas, el veganismo es una guía general de nuestra manera de relacionarnos con los animales nohumanos, un principio ético que nos permite rechazar cualquier tipo de uso de los demás animales sintientes en beneficio del humano. Así lo decía Leslie Cross en los años 50, sobre que el veganismo es un principio del cual se derivan ciertas prácticas.
No apostar por el veganismo es un autoengaño en el caso de creer que sin veganismo se logrará concienciar a la gente y abolir la explotación animal de una gran parte de la sociedad. No es actuar en favor de los animales no humanos, si no simplemente buscar generar una catarsis que en nada ayuda en realidad. Si estos esfuerzos los enfocamos en que la gente se haga vegana, hablándole de veganismo, no de prohibiciones específicas, entonces los cambios sociales respecto a la relación entre animales humanos y el resto de animales que se hagan en un futuro no podrán ser echados atrás, porque tendrá un sustento social basado en el veganismo y los Derechos Animales.
Si bien la abolición de las prácticas de explotación animal serían graduales, esto se darían por la lucha entre masas de gente vegana versus la oposición del no veganismo, pero no porque los veganos pugnen por ellas como campañas de un solo tema, sino por concesiones de los no veganos ante el empuje del movimiento por los Derechos Animales con base en el veganismo.
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