Violencia implícita y explícita hacia los animales no humanos

Existe violencia explícita e implícita hacia animales humanos y no humanos. Por ejemplo en el contexto humano [1], respecto a injusticias desde gobiernos hacia la población, donde no necesariamente hay un enfrentamiento físico, y se puede considerar violencia hacia el pueblo tomar políticas en contra del pueblo mismo.

Ejemplificando: podríamos no hacerle daño físico ni emocional a un paciente moral, como por ejemplo a un niño pequeño, a un anciano con demencia senil o a alguien con algún deterioro cognitivo, y sin embargo aprovecharnos de su inocencia para usarlos en nuestro beneficio, incluso podemos hacerlos sentir bien, por ejemplo haciéndoles ver como si su servicio fuera un especie de juego donde saldrán beneficiados o donde haya un supuesto intercambio de beneficios, pero en realidad solo estamos aprovechándonos de una situación donde si ellos pudieran comprender lo que implican dichos actos, la dignidad y la ética, muy probablemente se negarían.

En el caso de los animales no humanos y la explotación de que son víctimas es similar. Hay usos con violencia explícita, que es donde el daño físico y/o emocional es evidente, pero también donde pueda no parecer que hubiera un sufrimiento físico o emocional, hay una violencia implícita, al violentarse sus derechos.

La violencia implícita es entonces en pocas palabras, abusar del poder sobre otros, así las víctimas no manifiesten sufrimiento visible o porque no se utilice la violencia física. El poder se refiere tanto físico, de razonamiento moral o cualquier otra ventaja sobre las víctimas.

Los activistas animalistas que no adscriben al respeto al valor inherente de las personas no humanas, suelen enfocar sus esfuerzos en mostrar los usos donde la violencia es explícita y condenar ésta como el problema a eliminar, ponderándola por encima del abuso.

Así tenemos que se habla de «los procesos», es decir, un informe pormenorizado en imágenes, videos y texto, sobre cómo son violentados física y/o emocionalmente los animales no humanos en los usos más frecuentes como son los mataderos, los espectáculos con animales, la experimentación, etc.

En este sentido, cuando los activistas veganos cuestionamos el uso del término crueldad [2], lo hacemos en respuesta a los términos que usan los noveganos o animalistas bienestaristas, que no se posicionan rotundamente contra el uso para fines ajenos la dignidad del sujeto no humano mismo, sino dependiendo de las formas y condiciones, por lo que nos parece cuestionable el uso de la palabra crueldad como argumento para manifestar nuestro rechazo a la explotación animal, no porque no exista dicha crueldad en la muchas de las ocasiones, sino porque es problemático el término para considerar toda explotación animal injusta.

El explotar animale siempre es un abuso, como ya he mencionado en otros ensayos, es un uso excesivo (no consentido y en detrimento de la dignidad) de otros, mas no se refiere puntualmente al sufrimiento; en cambio la crueldad sí va ligada al sufrimiento, por lo que al mencionar la crueldad como el elemento a eliminar, no estamos diciendo realmente que se deba evitar la explotación animal, sino el sufrimiento evidente que se presente en ella.

Ejemplos de explotaciones de violencia implícita son: mascotismo, zooterapias, carne in vitro, zoofilia bajo ciertas condiciones (que no cause sufrimiento evidente), gallinas «de patio», y cualquier otra forma donde los demás animales no manifiestan descontento por ser utilizados para fines ajenos a su dignidad.

La explotación de animales no humanos siempre involucra violencia ya sea explícita o implícita.

Los derechos animales son innegociables e inalienables, así que el violentar dichos derechos de cualquier forma, independientemente de nuestra percepción de daño físico o emocional, es incorrecto e injustificable.

La violencia implícita es tan condenable como la explícita, porque en ambos se vulnera la dignidad, es decir, la voluntad e intereses de los demás animales, y lo único que los diferencia es el sufrimiento evidente. Digo evidente de forma enfática porque no podemos asegurar que haya o no sufrimiento, sino simplemente que no es evidente, no lo manifiesta el sujeto y sólo el sujeto mismo sabe si está teniendo algún sufrimiento o no, pero el problema no reside ahí, aunque no hubiese sufrimiento el acto mismo es juzgable moralmente porque un agente moral comete un acto de dominación con fines de explotación sobre otros, ya sea mediante engaño o coacción.

Referencias:

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