¿Amas a uno y te comes al otro?
El problema de fondo no es comer ni asesinar animales no humanos, sino no reconocerles que tienen un valor que se reconocen así mismos, y meramente por eso respetarlos.
Existe una creencia muy extendida, que da por sentado que los perros, gatos y otros animales no humanos domesticados para vivir acompañando al humano, están en una mejor posición que el resto por el hecho de no terminar en sus platos. Esto es falso.
La explotación no es incorrecta solamente si existe violencia explícita, lo inmoral no lo determina si las personas no humanas terminan en nuestro estómago o si son molidas a golpes. El uso de animales no humanos para beneficio humano es inmoral bajo cualquier circunstancia. No veo ningún argumento sólido para considerar que un ave secuestrada en una casa, donde quizás recibe mimos, es alimentada correctamente, protegida de las inclemencias del tiempo, pero obviamente no es libre, tenga un respeto a su dignidad, sólo porque no es un ave que se encuentra en un matadero.
Los demás animales son personas no humanas, que tienen intereses relevantes para ellos mismos, y estos es meramente porque tienen subjetividad: la capacidad de tener noción e interés por su propia existencia e intenciones en relación con dichos intereses. Entonces, si estamos de acuerdo con esto, no podríamos considerar por ejemplo, que una persona que va a ser asesinada por unos caníbales, esté siendo menos respetada que un niño siendo enviado por sus padres o tutores a trabajar para mantenerlos. En ambas situaciones los individuos son forzados a ser simples herramientas en favor de terceros, en ambos casos los sujetos no cuentan con suficiente razonamiento moral para tomar decisiones morales sobre sí mismos, por lo que se está cayendo en un abuso.
Ya en el siglo 19 había esclavos que eran usados con violencia implícita (https://www.abc.es/historia/abci-vende-negra-sin-defectos-impune-venta-esclavos-prensa-espanola-siglo-201903140155_noticia.html), en contra posición con los que eran agredidos físicamente. Por ejemplo se vendían o intercambiaban humanos destacando sus cualidades y que no contaban con «defectos», tal cual mercancías. Eso mismo sucede hoy en día con los animales no humanos que el humano ha denominado «de compañía», a los cuales les reconoce «cualidades» en base al valor extrínseco que reconoce en ellos, y se castiga en varías de las legislaciones como «maltrato animal» al hecho de causarles algún daño que no se considere necesario (según si se cree que eso es lo que les debemos moralmente o por mero beneficio para los humanos). Esto último en parte porque la gente suele reconocer sólo su capacidad de sufrir; pero también porque un animal no humano enfermo, dañado físicamente o muerto, no les es útil. Un perro que es usado como rescatista, no es más respetado que un perro que está siendo usado para experimentos.
Los perros, gatos, aves y demás animales domesticados para convivir con los humanos, son clasificados de acuerdo a la utilidad que los humanos les encuentran, por lo que no son respetados en su dignidad como personas, sino solo valorados el beneficio que puedan aportar a los humanos.
Nosotros podríamos asumir que en su misma situación preferiríamos una cosa que otra, basándonos en el sufrimiento, sin embargo, esto no dice nada acerca del respeto como personas no humanas que merecen las personas. Nosotros no tenemos por qué decidir si los usamos con violencia implícita o explícita.
Lo correcto es no usarlos de forma alguna, no se trata de elegir cómo podemos explotarlos, sino de dejar de usarlos para nuestros fines. Traer al mismo nivel de consideración moral que tienen actualmente los perros, gatos y demás animales domesticados, al resto de los animales no humanos, no es ningún favor, no es respetarlos en su valor como personas, ya que es simplemente cambiar el modo en que abusamos de su inocencia para servirnos a nosotros los humanos, bajo la excusa de que «les queremos».
¿Es imposible que no veganos respeten el valor moral de animales domesticados para vivir junto al humano?
No es imposible, pero es muy poco frecuente, por ser poco probable. Parto del hecho de que mucha gente carece de educación sobre conceptos básicos de la ética.
Respeto es tener atención o consideración moral hacia alguien, por lo que realmente es: un ser que valora su propio ser, es decir, una persona. Tomando esto en cuenta, incluso entre humanos es discutible que sea algo generalizado el respeto a la dignidad tal como acabo de definirlo. Solemos creer que no debemos esclavizar humanos por criterios como el mero hecho de ser de la especie humana, por raciocinio (generalización), por ciertas habilidades atribuidas como exclusivas del humano, pero no meramente por ser capaces de autovalorar nuestra existencia. De hecho, aunque no por completo, es común que la gente tenga ideas utilitaristas hacia humanos, como frases del tipo «el que no vive para servir, no sirve para vivir», «hay que dar hasta que duela», «el fin justifica los medios» y similares, además de no practicar el pensamiento crítico y reflexivo.
Claro que no es imposible que se tenga empatía con personas de otras especies, pero no conlleva a realmente un respeto íntegramente a su dignidad. En el más ambicioso de los casos, conlleva a que se relacionen con ellos como lo harían con pacientes morales humanos (bebés o niños pequeños, gente con senilidad, etc), y no es poco común que se use a pacientes morales de formas muy sutiles, como vistiéndolos para entretener a los adultos, considerar por ejemplo que los padres pueden obligar a los hijos a cumplir los deseos de los padres, así no sean meramente en beneficio de los hijos, hacerles mimos sólo porque los adultos quieren, etc. Y no es de sorprenderse, porque los animales no humanos han sido infantilizados, moldeando su conducta genéticamente por la misma domesticación (por ello se asocian a la ternura, inocencia, etc), hasta adecuarlos la cuestión específica de la compañía.
Pero de hecho, lo más común es que lo que se tenga sea compasión o un mero vínculo emocional con por ejemplo, perros y gatos. Pero el tener un vínculo emocional con alguien y/o tenerle compasión, no implica respetarle tal como es verdaderamente: una persona con voluntad que desea llevar a cabo según sus propios intereses, necesidades o deseos. Un humano rescatista y el perro al que han adiestrado (contra su voluntad) para ello, pueden perfectamente tener un vínculo afectivo y sigue habiendo esclavitud. Un abuso sobre la inocencia del animal no humano. En el ambiente hogareño, también suele haber abusos no relacionados al sufrimiento ni a perder la vida, como el considerar que nos deben dar algo a cambio por tenerlos, por ejemplo, que nos entretengan, nos den afecto, etc.
«Son parte de la familia»
El origen de la palabra familia es incluso relacionado a que un patrón consideraba familia a sus esclavos. Pero para no caer en falacia de origen, el uso actual coloquial (https://dle.rae.es/familia) es: grupo de personas relacionadas por amistad o trato; o también: grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas. En cualquier caso, no implica el ser de la familia o considerado parte de ella, un respeto a su dignidad. Quizás sólo que se le tratará como se haría con otro miembro de la familia, sin que ello garantice que no se le falte al respeto de alguna forma.
Por supuesto que se les tiene una mayor consideración moral, porque además del bienestar, existe una preocupación por su vida, por que no sean asesinados, pero no se toma en cuenta cuestiones como su libertad y regularmente tampoco su integridad física (con las castraciones/esterilizaciones indiscriminadas, u oponiéndose a ellas no por una dignidad vista en esos sujetos, sino por cuestiones místicas o de la naturaleza). No llega dicha consideración moral a ser un respeto a su valor moral, valor propio o dignidad.
Si alguien ya tiene respeto realmente por la dignidad, es decir, comprende qué implica realmente ello o lo aprende gracias a algún contexto donde se propició la empatía y la reflexión, sí podría respetar la dignidad de perros y gatos, gracias a la empatía y la reflexión derivada de ello, pero lo más probable en ese caso, es que extienda su círculo moral más allá de esos sujetos si ya es alguien que comprende la dignidad no como algo para lo que se requiere raciocinio a nivel de agente moral (quienes están obligados a responder por sus actos), sino como meramente ser un sujeto. Es decir, sería alguien muy cerca de descubrir el veganismo o ser altamente suceptible a asumirlo.
Por lo tanto, considero que si bien no es imposible, sí es poco probable que haya un real respeto a la dignidad de sujetos como perros, gatos, aves y cualquier persona no humana que acompaña a un no vegano.
Conclusión
Si queremos ser justos y congruentes con nuestra preocupación moral, debemos dejar de usarlos para nuestros fines, ser veganos – con todo lo que ello implica, respecto a dejar de usar a cualquier animal no humano para nuestro beneficio -, y en todo caso, ayudar a los que no pueden valerse por sí mismos libres, pero para resguardo y protección hacia ellos, no para obtener beneficios a cambio, ya que recibirlos en nuestro hogar es un acto que se supone es empática y solidaria (con respeto siendo veganos), no por conveniencia.
Debemos de dejar de dar a entender que los animales no humanos con los que gustan de convivir los humanos, ya son respetados y sólo «es cuestión de percepción» o que el problema es que «amas a uno y te comes al otro». Como he mostrado, no es así. No es un respeto general a personas como perros y gatos, de parte de la gente no vegana, sino casos excepcionales. La solución no es traer al resto de los animales al mismos círculo de animales que viven con no veganos, sino respetar a todos por lo que son verdaderamente: seres que saben de su propia existencia y les importa.
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