«Ve y dile a un león que está mal que se coma a esa cebra»
Este es una de las frases más comunes que intentan justificar el hecho que utilicemos a otros animales como recursos para nuestros fines. Sin embargo, esto cae en la falacia de apelación a la naturaleza, apelando que lo natural es que animales explotemos a otros animales.
Es curioso como algunos humanos no veganos se deslindan a conveniencia de reconocerse en el reino animal. Cuando les es conveniente, hay humanos y hay animales, delimitando quienes merecen ser considerados personas y quienes no; para luego, cuando surge el cuestionamiento de por qué no se respeta el valor inherente de los demás animales, se recurre al argumento de que somos animales, y como animales, debemos imitar lo que hacen los demás animales…
Además los humanos, veganos o no, usamos muchas cosas artificiales, es decir, no generadas por el medio ambiente mismo, sino por nosotros, como la ropa, aparatos eléctricos, vehículos, etcétera. De tal manera que apelar a que está bien explotar animales porque es natural, es algo evidentemente hipócrita e inconsistente, ya que lo que hay detrás es simplemente conveniencia y poderío.
¿Acaso el tener un mayor poderío justifica moralmente dominar a otros? Si así fuera, nadie debería oponerse a que naciones poderosas invadan a otras, o a que adultos abusen de menores u otros humanos en situación vulnerable.
Por otra parte, ¿por qué los humanos adultos sin deterioro cognitivo sí debemos hacernos responsables de nuestros actos; y por qué no podemos tomar como referencia moral los actos de los animales no humanos? Al respecto, Mark Rowlands [1] explica que existe diferencia entre lo que él califica de <<sujetos morales>> (yo creo más apropiado el témino proto-morales [2]) que pueden ser evaluados por sus actos, es decir que tienen control sobre las emociones (positivas y negativas) y razonamientos (morales) que los hacen llevar a cabo dichos actos, los pueden evitar, y por ello se pueden juzgar; al contrario de aquellos sujetos morales que no tienen control sobre sus emociones que los llevan a cometer actos moralmente correctos o incorrectos, es decir, que solo son pacientes morales. En esta categoría estarían los animales no humanos; a diferencia de la mayoría de los humanos, que somos agentes morales.
El razonamiento moral es poder en base a razonamiento lógico y evidencias, distinguir lo que es correcto de lo que es incorrecto éticamente. Este es gradual, es decir, no todos los sujetos cuentan con el mismo razonamiento moral. En el caso de los humanos sin deterioro mental, este se puede ir desarrollando. En el caso del humanos con algún deterioro mental, y el caso de los demás animales, este razonamiento moral puede no ser suficiente para en toda situación tener claras las implicaciones morales de los actos.
Existe evidencia de que los animales no humanos realizan ocasionalmente actos altruistas, de empatía y compasión. Al parecer esto es una cuestión de la evolución, al permitir «leer» lo que el otro siente, lo cual en diversos escenarios posibilita la supervivencia. Es necesaria para crear afinidad entre grupos de individuos para conseguir comida, cuidar de la descendencia, etcétera.
A los demás animales no podemos evaluarles sus acciones (positivas o negativas) como a los humanos que sí pueden hacerse responsables de sus actos, no porque no entiendan nuestro idioma o cultura, sino por los argumentos anteriormente expresados. Aludir a la cultura o idioma para escapar de ser evaluados por nuestros actos como humanos adultos con cognición suficiente para controlar las emociones que nos impulsan a realizar actos, sería caer en el relativismo cultural , bajo el cuál no se analizan los actos de acuerdo a razonamientos lógicos ni evidencias comprobables, sino bajo el dogma de que lo bueno y lo malo es una cuestión relativa.
Un niño pequeño, a pesar que entienda nuestro lenguaje, no puede ser juzgado por sus actos, aún no está en condiciones de en base a razonamiento moral, controlar sus emociones positivas o negativas. Es un paciente moral.
Si un humano a pesar de tener un razonamiento moral maduro y capacidad de controlar sus emociones, realiza un acto inmoral, debe ser juzgado moralmente por ello. Puede ser que su código de conducta dictado por una cultura específica le dificulte reconocer lo inmoral del acto, y ante ello, lo que corresponde es educarle sobre lo que implican éticamente dichos actos.
En el caso de los demás animales, aunque se les cambie de hábitos por algún método, no podríamos juzgarles porque de repente actuaran en sentido contrario a lo que se les enseñó a hacer o dejar de hacer, ya que siguen sin poder tener control ellos mismos sobre sus acciones morales. Es decir, siguen siendo pacientes morales solamente.
Por lo tanto, no podemos justificar la explotación animal ni ningún otro acto que implique violación de derechos de terceros, utilizando como argumento lo que otros animales hacen o dejan de hacer.
Si realmente queremos ser justos en el caso de nuestra relación respecto a los animales no humanos, la primer cosa que debemos hacer es hacernos veganos.
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