Abundan animalistas que creen que quien es vegetariano está más cerca de hacerse vegano, siendo que esto no es así, en todo caso, son gente confundida con lo que significa el respeto mínimo hacia los demás animales.
Sin embargo, no existe justificación para promover vegetarianismo, si la finalidad es precisamente que se hagan veganos. De lo contrario, lo que se estaría haciendo es afianzar en el vegetarianismo a la gente. Además se hace creer como si fueran casi sinónimos, el ser vegano o vegetariano, como si la diferencia sólo fuera cuestión de que pueden llegar (o no) a comer fluidos de animales (los vegetarianos) y los otros no (veganos). Esto no es así. El vegetarianismo es una simple dieta que tiene una connotación bienestarista al centrarse en aquellos usos de animales no humanos con fines alimenticios que implican necesariamente la muerte de los animales no humanos, y no se preocupa dicha ideología por el resto de usos animales, así que siguen reforzando la noción de que los demás animales están aquí para usarles como recursos, y que lo inmoral es solamente cómo los usemos, más específicamente, alimentarnos de sus cuerpos. En cambio, el veganismo es un principio moral de rechazo al uso de animales no humanos, y su finalidad es la emancipación de los demás animales de la dominación humana. El veganismo se opone a toda explotación animal, independientemente de las formas y condiciones, e independiente de si hay o no daño físico o muerte.
Es cierto que alguien puede estar en el vegetarianismo porque cree que ayuda a los animales no humanos, pero si pretendemos que den el paso hacia el veganismo, y salgan de ese autoengaño, entonces debemos ser honestos y guiarles para primero entiendan que ser vegetariano no es hacer algo justo por los animales no humanos, que no los consideramos malas personas, pero que sí necesitan informarse y reflexionar seriamente sobre el tema.
Otro problema referente a los activistas que promueven ser vegetariano como un «paso hacia el veganismo», es que suelen carecer de información o sus fuentes de información no promueven el veganismo como principio moral, sino como un simple estilo de vida. Hablan de que el problema es el maltrato animal (bienestarismo); centran los temas en la alimentación y en aquellos usos donde implica violencia explícita; sus referentes son bienestaristas como Peter Singer el cual ha dicho que no ve mal que gente de vez en cuando consuma animales nohumanos que han «vivido buenas vidas», o como Tobias Leenaert, que promueve el «paso a pasito»; y Melanie Joy, con el término «Carnismo» que no explica de forma correcta el problema del no veganismo; entonces tenemos que los miembros que llegan a esos activistas, van por ahí siguiendo estas ideologías que no son veganas, sino una reducción de los Derechos Animales a una simple cuestión de evitar el sufrimiento y de gustos personales, en lugar de una cuestión de ética en pro de una verdadera justicia para los demás animales, mediante ir forjando un músculo político de veganos que entiendan que no basta con no consumir animales, sino que no hay que tolerar ningún abuso sobre ellos.
Todo esto se extiende dentro y fuera de las redes sociales de Internet, siendo el reflejo de lo que promueven las organizaciones bienestaristas y neobienestaristas, que envían mensajes confusos o descarados, sobre que lo malo es causar daño físico evidente y no el hecho mismo de considerarnos con legitimidad de usar a los demás animales como instrumentos.
Si la gente está por desinformación en el vegetarianismo, no debemos darle palmaditas en la espalda validándoselo; ni tampoco atacarles a su persona ni siendo groseros. Este es el falso dilema que presentan los simpatizantes del bienestarismo, adoctrinados por los activistas de las ONG hegemónicas animalistas, para validar sus discursos antiveganos. Suelen usar el ad hominem de «Francionistas» para asustar a la gente y crea que los buenos son ellos (los bienestaristas y neo) y los malos son esos «Francionistas» que «no les importa el sufrimiento animal», «hacen y repiten lo que dice Francione», y demás falsedades que mucha gente sin reflexión asume como ciertas. Lo que procedería es ofrecerles información sobre porqué es incorrecto seguir usando animales, hablarles del valor inherente, mostrarles evidencia visual y textual para que reflexionen sobre ello, debatir de forma respetuosa, y ya la otra parte le corresponde a la persona no vegana de hacer autocrítica, y ya si ella decide «dar pasitos» o hacerse veganos hoy mismo, ya es responsabilidad de ellos mismos, pero los defensores de los animales debemos ser claros en nuestros discursos y material, para que la gente entienda la dimensión del problema que representa no ser veganos.
No hay razón para que alguien no pueda hacerse vegano inmediatamente, más allá del tiempo que le lleve comprender que los demás animales son personas no humanas con intereses relevantes que deben ser respetados como derechos inalienables; lo que los activistas debemos hacer es informarles aparte de la cuestión ética, es en la cuestión práctica, sobre cómo sustituir los productos y servicios no veganos, por otros que sí sean aptos. Eso es lo que tendría que estar haciendo cualquier activista de los Derechos Animales.
No hay razón para dar a entender que estar en el vegetarianismo es estar en el «mismo barco» que el veganismo. El vegetarianismo (como el resto de no veganismo) sigue siendo parte del problema hasta que la persona no adscriba al veganismo. Si a alguien que practica el vegetarianismo o cualquier otro no vegano, les interesa el tema del veganismo, entonces no hay porqué hablarle de otra cuestión que lo desvíe del respeto por los demás animales, ya que tiene interés en saber por qué ser vegano y cómo ponerlo en práctica.
La transición al veganismo
El ser vegetariano o cualquier otra cuestión de reducir la participación en la explotación animal, no tiene que ver en nada con el veganismo y no se justifica que se deba pasar por ahí, sino que ha sido una decisión personal mediante la cual esa persona humana sintió que sería menos incómodo para sí mismo mientras no es aún vegano o por falta de información y reflexión suficiente para evitar toda aquella explotación animal que puede evitar. Ser vegetariano sólo sería una cuestión anecdótica debido a que dicha persona aún no asimilaba ni asumía el principio ético del veganismo por la razón que fuere; mas no debe ser promovido como si fuese algo correcto pasar por esa «anécdota» que representa un irrespeto por los demás animales, que en el no vegano se puede entender que caiga por desconocimiento, pero no es justificable que sea el mismo activista vegano quien lo promueva.
El veganismo tiene que ver con asumir cuestiones como el principio de igualdad, el valor inherente o moral o intrínseco (dignidad), el concepto de persona, los derechos morales, y dentro de estos derechos, el derecho absoluto a no ser propiedad. Esto es lo que se puede ir comprendiendo gradualmente hasta asumirlo, esa es la transición. Las prácticas no están intrínsecamente asociadas al veganismo, sino son una consecuencia de asimilar el principio ético de rechazo a usar animales.
No tiene sentido decir que alguien está en transición al veganismo sólo porque está dejando poco a poco de comer sustancias o elementos de origen animal e incluso de dejar de a poco otros usos que considere menos crueles, porque esto no está relacionado estrictamente con el veganismo. Sólo hasta que deja de usar animales porque ha comprendido los conceptos mencionados anteriormente, es que se es vegano, y el comprender dichos conceptos es lo que sí puede variar de persona a persona, lo que sí sería propiamente la transición hacia la comprensión y asunción del veganismo.
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