Los temas de las esterilizaciones y castraciones provocan escozor entre «amantes» o «protectores» de animales, que si bien algunos pueden tener buenas intenciones, me parece falta autocrítica y reflexión.
Y es que toda esta situación viene apoyándose en el utilitarismo, más específicamente en el bienestarismo reinantes en la sociedad. Se alega que el fin es loable, dado que se cree que son fines éticos el evitar la sobrepoblación y el sufrimiento de los demás animales a toda costa. Es decir, bajo el axioma utilitarista de que «el fin justifica los medios«.
No es verdad porque las consecuencias de los actos no dicen nada acerca de los medios para lograr dichos resultados. Alguien puede intentar salvar a un enfermo asesinando a otra persona para quitarle dinero y pagar el tratamiento médico, y esto no haría justificable el asesinato en ningún sentido.
Una red de abusadores sexuales podría ser desmantelada si un agente infiltrado accediera a violar a una persona, pero el que esto lleve a la captura de los criminales no justifica de ninguna manera la violación de personas.
En este sentido se dice que la castración o esterilización es por un «bien mayor» o «mal menor», porque esto evitará que contraigan enfermedades y que haya más animales no humanos sufriendo. Esto es discutible, tanto desde la cuestión pragmática como desde juzgar estos actos como éticos o no, ya que hacerle algo incorrecto a alguien no se convierte en correcto porque beneficie a más sujetos. Lo incorrecto, incorrecto lo es independientemente de grados de beneficio o perjuicio a otros. Si se convierte a un sujeto en un mero medio para los fines de otros, entonces no hay poca, ni mucha injusticia en ello: hay injusticia.
Los animales no humanos en situación de abandono (que no puedan sobrevivir por sus propias habilidades) no existen porque no hayan sido esterilizados, sino que debido a que no los reconocen como individuos que no deban ser instrumentalizados, se les ve como seres que cubren las necesidades de afecto, guardianes, entretenimiento y ayuda en general hacia los humanos, ya que han sido domesticados por siglos y se les ha obligado a vivir entre los humanos como si fueran «peluches con vida». Es decir, por antropocentrismo.
El problema de la cría y venta (o adopción no vegana) de animales no humanos, no tiene que ver con la esterilización. En primer lugar, esta es inmoral como se comentará más adelante; en segundo lugar, tampoco evita ni puede evitar el abandono, ya que estos no son abandonados porque estén o no esterilizados, sino porque la gente al no ser vegana, los considera elementos desechables cuando no les encuentra utilidad.
La esterilización sin justificación médica basada en estudios veterinarios, es explotación animal, ya que se está utilizando a los animales no humanos como medios para alcanzar fines ajenos a su dignidad. Un perro, gato o cualquier otro sujeto no humano no tiene como interés el que controlen la población de los que son como él. La esterilización se hace fundamentalmente porque la gente no quiere ver sufrir a los demás animales en las calles, y con ello no sufrir ellos mismos. Además esto conlleva evitar molestias hacia los propios humanos durante el período de celo de los animales no humanos y a tenerlos aún más dóciles y no tener que preocuparse si estos escapan y traen más sujetos, los cuales podrían sufrir y esto es de preocupación para la gente no vegana porque consideran que es su obligación evitar que sufran, más no el no convertirlos en medios para la propia tranquilidad de los animales humanos.
El celo, por ejemplo, no estamos obligados a evitar el sufrimiento a causa de no poder reproducirse por evitarlo por medio de no permitir el contacto sexual, el celo deriva de un deseo de situación, es decir, es un deseo temporal o transitorio, no es un interés de preferencia, como lo denomina Regan [1] a los intereses que existen independientemente de la situación, como el vivir, ser libre, es decir, intereses fundamentales o básicos para la dignidad del individuo; en contra parte con intereses episódicos, como en este caso el deseo sexual, el cual sólo aparece en el caso de ciertos animales, únicamente en períodos específicos con individuos específicos. Está relacionado con el derecho fundamental a la autonomía y al bienestar (placer), la reproducción y acto sexual, pero ésta puede limitarse o impedirse por justificaciones morales, es decir, no por beneficio de terceros sino del sujeto implicado directamente. Evitar el encuentro sexual por razón de que el tutor – dado que sería el responsable de los sujetos traidos al mundo por ese acto – no puede hacerse cargo de esos sujetos, no se está haciendo por un beneficio fundamentalmente del tutor, sino de ejercer una tutoria responsable sobre esos pacientes morales (en este caso, los animales no humanos refugiados), y dado que estos animales no humanos no se pueden hacer cargo de sus descendientes, entonces realmente se hace pensando en no traer irresponsablemente a más sujetos al mundo a los cuales no se les podrá dar una vida digna por parte del tutor, pero sin vulnerar intereses fundamentales por mero beneficio de un tercero.

Pero incluso quienes adoptan animales no humanos, caen en la injusticia de la esterilización, bajo el objetivo de evitar sufrimiento, con la promesa de algunos veterinarios sobre que esto previene enfermedades, siendo que ya hay veterinarios veganos que han expuesto sobre que si bien podría prevenir algunas enfermedades, también puede predisponer para otras, por lo que sin un diagnóstico previo que amerite la esterilización, esta se realiza sin ningún fundamento más allá de la comodidad de los propios humanos que no quieren acondicionar sus espacios ni dedicarles vigilancia para que no tengan contacto sexual entre individuos nohumanos de sexos opuestos.
A los animales no humanos está justificado adoptarles para rescatarlos de explotación por parte de humanos no veganos agentes morales, independientemente de su sufrimiento o porque se encuentre imposibilitado para valerse por sí mismo y deseamos ayudarle. Un animal no humano igual podría sufrir estando en libertad por cuestiones de clima, falta de comida, enfermedades, ataques de otros animales no humanos, etc, pero no es nuestro deber evitar un sufrimiento que nosotros no hemos provocado directamente ni si no están bajo nuestra tutela. Sí es nuestro deber respetarlos.
La gente no vegana suelen adoptar perros y gatos u otros animales en base a simpatía y maleabilidad que dichos sujetos puedan ofrecer a los humanos. No es común que alguien adopte a cucarachas, ratas o lagartijas que andan libres, y que también corren peligro de ser dañadas y explotadas por agentes morales. Sin embargo, estas especies no son vistas con la misma simpatía que perros y gatos. Esto no significa que debamos adoptar también a estas otras especies, de hecho no tenemos (como mencioné antes) deber de hacerlo con nadie, más bien lo expongo para demostrar que se cae en un especismo gradualista en ese sentido.
De nuevo, todo está apoyado sobre el utilitarismo y especismo que impregna a la sociedad, ya que no se valoran los intereses del individuo, más allá del sufrimiento, y se hacen cálculos para decidir si algo es correcto o no en base al número de individuos a quienes afecte una situación. Si un individuo no humano que por su situación y el contexto donde se encuentre, no podría vivir sin tutela, es abandonado, no importa que no esté esterilizado, no sólo sufriría en su bienestar por culpa de quien lo tenía bajo su tutela y lo abandonó a su suerte en un ambiente donde no tiene muchas posibilidades de sobrevivir (por ser una sociedad mayoritariamente no vegano), sino que sería suceptible de ser explotado igualmente, con y sin sufrimiento.
El utilitarismo como ya he comentado anteriormente, cae en una argumentación cuasi esotérica donde se suman los sufrimientos y se vierten en un ente abstracto, al que se refieren como que hay mayor o menor sufrimiento según el número de individuos que sufran, y hacen balances sobre si un acto causa mayor felicidad que sufrimiento o viceversa. Desconocen el valor inherente de las personas, y por lo tanto, no avalan la cuestión de los derechos. El sujeto es para esta teoría un mero medio para portar sufrimiento o placer; no ven al sujeto como al ser que por medio de la sintiencia tenga el valor moral. Esto no tiene sentido, ya que si reflexionamos, el ser necesita la sintiencia como un medio para valorarse, y no es la sintiencia algo que se valore así misma.
Entonces no es menos injusto porque un animal no humano que no se pueda valer por sí mismo sea abandonado en la calle por sus tutores – esterilizado o no – a que sean abandonados millones, ya que para él, el posible sufrimiento, su utilización y por ende la violación de sus derechos que lleguen a darse en el abandono, es el mismo que el de cada uno del resto que están en su misma situación. En eso consiste el valor inherente, en que un individuo valora lo que le sucede, independientemente de las valoraciones que hagan de él otros individuos.
La acción misma de violentar el derecho a conservar su integridad física del individuo no humano, sin haber un análisis médico previo que lo justifique, es inmoral, independientemente de que en un futuro no contraiga enfermedades o al ser abandonado no traiga más animales no humanos al mundo, porque se ejerció una violencia en contra de sus intereses y su voluntad, a un ser que no puede dar su aprobación libre e informada al respecto.
Estas medidas son especistas, ya que aplicando la misma excusa se podría pensar lo mismo respecto a forzar a humanos a extirparles órganos que potencialmente podrían contraer enfermedades como cáncer o tumores, sin que haya indicios médicos previos que lo ameriten. Creo que prácticamente nadie de quienes avalan la esterilización o castración (la cual es intrínsecamente forzada) en animales nohumanos, avalaría medidas similares en humanos si considerase a estos como sujetos con dignidad.
También se alega que como a los animales no humanos que viven con humanos, ya se les privó del derecho a ser libres, entonces esto justifica violentar otro derecho más como lo es el de la integridad física. Esto de nuevo no explica en sí mismo que sea justificable esterilizar a animales no humanos sanos sin indicios de que realmente necesiten por razones médicas dicha cirugía. Bajo esa lógica, los humanos podrían violar cualquier derecho de sus hijos o de otros humanos que hayan adoptado porque corran peligro de ser explotados y dañados adrede en la calle, bajo el mismo argumento de que previamente ya se les privó de la libertad. Obviamente eso no tiene sentido.
Otro elemento altamente cuestionable de esta medida es que a largo plazo, suponiendo que se aplicara indiscriminadamente y sin justificación médica, de forma masiva, buscaría como objetivo extinguir a perros, gatos y todos los individuos que actualmente causan un dilema moral a los humanos. Considero que cae en explotación tanto traer adrede más sujetos al mundo con la finalidad de «preservar la especie», como el tener como objetivo extinguirlos para no tener dilemas morales. Creo sólo es correcto dejar que los animales no humanos se reproduzcan si es por ellos mismos y si estamos en capacidad de darles una tutela responsable, de lo contrario es válido no dejarlos procrear, dado que en realidad los responsables de esos sujetos traidos al mundo serían los tutores (animales) humanos agentes morales, no de los padres no humanos.
Un punto que quizás debería aclararse de inmediato es que la emancipación de los animales no significa su extinción. Por el contrario, significa un regreso a su propio lugar libremente descubierto dentro de la naturaleza: un regreso al equilibrio, la cordura y la naturalidad. Para algunos animales, esto bien puede ser una relación de compañerismo con el hombre, porque el hombre es parte de la naturaleza. Para algunos puede ser un regreso a la vida más salvaje. Para muchos, significaría un final gradual de las formas, funciones y enfermedades anormales que la «domesticación» ha fabricado artificialmente a partir de tipos salvajes originales. Para todos significaría el fin de la cría excesiva y antinatural. La antigua esclavitud a manos delhombre finalmente habría terminado.
[2]
Los demás animales no tienen la culpa de nuestros dilemas morales que otros miembros de nuestra especie propiciaron. Esto es a causa de humanos que los trajeron a vivir con nosotros, en lugar de eso podríamos buscar una solución donde quizás gradualmente dichos animales no humanos puedan ir recuperando su libertad. De posibles soluciones a esto escribí en el ensayo Sobre la adopción de animales nohumanos.
En resumen, castrar o esterilizar sin evidencia médica que la justifique plenamente:
- Es violación al derecho a la integridad física (Derechos Animales)
- Ignora el valor inherente de los demás animales, por lo que no es congruente con el veganismo.
- Es explotación animal al usar como simples medios a los demás animales (ya que no pueden consentir libre ni informadamente dicho acto) para fines ajenos a su dignidad (control de su población, que los humanos los vean sufrir, molestias por el período de celo, evitar tener que vigilarlos y acondicionar espacios, etc).
- Eso presupondría que el objetivo es extinguir a los animales no humanos que están en dicha situación para evitar dilemas morales. Una cuestión que debe quedar para la reflexión, ya que tanto criarlos adrede como esterilizarlos con fines de beneficio para los humanos, sería explotación.
Por tanto ni los medios ni el fin son justificados éticamente, ya que los medios implican violación de su calidad de sujeto, y la finalidad es ajena a la misma, sino más bien antropocéntrica.
Referencias:
- En defensa de los derechos animales; Tom Regan [1]
- https://abolicionnoregulacion.org/wp-content/uploads/enbuscadelveganismo2.pdf [2]
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