La interseccionalidad, en la práctica ya desde el siglo XIX se hacía alusión a que había humanos que sufrían de más de una opresión o discriminación, sobre todo enfocado a la cuestión del feminismo donde se buscaba identificar que las mujeres negras además de machismo eran víctimas de racismo. Sin embargo, el término adquirió popularidad gracias a la activista Kimberlé Crenshaw, que identifica que dentro del feminismo se seguía teniendo la creencia de un tipo de mujer estandarizada (mujer blanca de clase media), ignorando por ejemplo las realidades de las mujeres negras pobres, donde habría un cruce o intersección de problemáticas cuyo punto de unión eran dichos sujetos políticos, es decir, las opresiones/discriminaciones que viviría una mujer negra de clase baja serían el machismo, racismo y clasismo, por mencionar un ejemplo. Es decir, se identifica que existe una estructura social que legitima dichas opresiones en paralelo (machista, racista y clasista), y que dentro del propio movimiento feminista se evite invisibilizar las problemáticas de las mujeres según su situación o identidad. Entonces el término interseccional se refiere a la intersección o cruce entre diversas problemáticas que puede sufrir una persona por estar dentro de grupos marginados socialmente debido a una matriz de dominación, que se identifica como la raíz de dicha problemática.
La interseccionalidad entonces afirma que las diversas formas de opresión que sufren ciertas personas dada una situación particular, están interconectadas, y por ello no es eficaz atacar por separado dichas opresiones, sino verlas como un único elemento o como se mencionó anteriormente, como una matriz de dominación como raíz.
Patricia Hill Collins siguiendo la ideología de la interseccionalidad creó un esquema donde separa de manera fija a opresores y oprimidos según sus características o identidades.

Aquí podría haber un problema debido a que se asume que alguien que en cierto contexto es oprimido nunca puede ser opresor, por ejemplo una lesbiana que ejerza violencia contra su pareja, no sería tomada en cuenta dicha situación como proveniente de alguien que está ejerciendo una violencia estructural o común, por lo cual podría ser minimizada.
Quizás partiendo de esto, en los últimos años se ha venido gestando una ideología supuestamente basada en la intersaccionalidad que muchos identifican como interseccionalismo, donde por ejemplo se pretende relegar o considerar nociva su presencia en las luchas a aquellos sujetos que se les identifique como «parte de un grupo opresor» por sus características físicas, sexo u origen (hombre blanco europeo o anglosajón por ejemplo).
Si bien sí tergiversa al veganismo el que se promueva que ser vegano es consumir productos de alta gama («veganismo blanco»), ese es problema de quienes lo difunden así, no de la existencia de dichos productos en sí mismos, ya que no estamos obligados ni necesitamos consumir esos productos para ser veganos. No es la existencia de esos productos en sí, lo que impide ser veganos, sino la difusión por parte de activistas que no han comprendido que el veganismo es una obligación moral, y por ende todos tenemos la obligación de ser veganos así seamos de la condición económica que seamos, viviendo en la ciudad o en Siberia, al igual que independientemente de donde vivamos sigue siendo inmoral ser caníbales, violadores, asesinos, sexistas y esclavistas. De hecho son las grandes organizaciones bienestaristas las que promueven la idea de que ser vegano es consumir productos caros, no los activistas abolicionistas. Que debamos luchar también contra las injusticias sociales derivadas del capitalismo, socialismo de Estado y otras cuestiones socio-políticas, es un deber moral también, pero aunque tiene conexiones muy evidentes, tienen sus propias problemáticas y soluciones específicas; otra cosa muy distinta es avalar que pueda ser tomada como justificación la existencia de productos que no implican en sí mismos participar directamente en la explotación animal, pero que como se asocian al capitalismo entonces eso signifique el que veganismo en sí mismo sea elitista. No tiene fundamentación lógica.
Desde mi perspectiva, nuestra obligación moral es no participar directamente en la explotación de animales humanos ni no humanos, e intentar en lo posible no participar ni siquiera indirectamente. La participación directa la podemos evitar no usando animales nosotros ni demandando que sean utilizados. Si no comemos, vestimos, ni experimentamos ni nos divertimos ni explotamos de forma alguna nosotros animales (humanos y no humanos), no estamos avalando lo que terceros hagan aunque nos involucren de forma indirecta. Comprar un producto que no implique que nosotros usemos animales, así los proveedores exploten animales por ejemplo en testeo o mediante explotar a sus trabajadores humanos, no nos hace responsables directos de dichos actos, sobre todo si no tenemos opción. Claro que si podemos decidir ni siquiera vernos inmiscuidos indirectamente en dichas injusticias, deberíamos elegir dicha opción.
El decir que el veganismo tiene como único objetivo liberar a los animales no humanos de la explotación humana, no implica que nos debamos olvidar del resto de injusticias que aquejan a todos los seres sintientes. De hecho el veganismo surgió como una extensión de la lucha contra la esclavitud humana, entonces, en ese sentido es consciente de que también hay que oponerse a injusticias humanas, pero es solamente adherir a dicha ética a los animales de otras especies, no es la ética en su conjunto el veganismo por sí mismo, así como el feminismo en sí mismo o el racismo, no pueden cargar con la enmienda de resolver todos los problemas del mundo, sino que debido a que cada uno combate prejuicios específicos y contrapartes específicas, es que hay que entenderlos en su problemática específica, reitero, sin dejar de lado que haya conexiones entre todas estas cuestiones.
Como ya lo he mencionado anteriormente, somos veganos si consideramos personas no humanas con valor inherente a los demás animales sintientes, y actuamos en consecuencia rechazando participar directamente en la explotación animal. La participación directa es consumir productos que contengan sustancias o elementos de animales nohumanos, usarlos directamente o promover o avalar su uso. La participación indirecta es aquella que no está en nuestras manos evitar, como el uso o daño de animales durante el cultivo y recolección de vegetales, por poner un ejemplo. Claro que debemos buscar opciones que no impliquen siquiera participación indirecta, pero si no tenemos más opción, no estamos haciéndolo con nuestro aval, sino que somos forzados a vernos inmiscuidos al vivir en una sociedad aún mayormente no-vegana. El veganismo como principio moral es y siempre ha sido practicable. Lo fue en 1944 (y mucho antes), y lo sigue siendo ahora.
Incluso hay quienes piden que no se hagan comparaciones con la esclavitud humana o con problemáticas de grupos racializados porque estos «se pueden ofender». Antropocentrismo evidente.
Asegurar que el veganismo implica en sus objetivos la liberación de los humanos de las diversas opresiones/discriminaciones que pesan sobre ellos, considero es un error. El veganismo tiene como único objetivo la liberación de la explotación de los animales nohumanos a manos de los humanos; nada más. En el caso de otras causas, el feminismo tiene como único objetivo liberar de la opresión machista a las hembras humanas (las mujeres); nada más. Otra cuestión es que además del machismo se vean afectadas por racismo y clasismo, en cuyo caso se puede entender que se articulen discursos y acciones más holísticas para hacer visible que existen mujeres que además del sexismo padecen otras problemáticas y poder enfrentarlas eficazmente, pero no es que el feminismo en sí mismo implique acabar con el racismo, clasismo y con todos los problemas habidos en el mundo. Así tampoco el veganismo pretende resolver todos los problemas que existen, sino específicamente uno: la explotación de animales nohumanos a manos del humano. El veganismo es sólo una parte de los Derechos Animales, no su totalidad. Se enfoca en el derecho absoluto de no ser explotado (usado, considerado propiedad ni recurso). Ni siquiera tendría sentido hablar de veganismo si éste tuviera en su ámbito que cubrir otras injusticias y lo mismo con el feminismo, el racismo, el clasismo, etc, sino que habría que hablar de Derechos Animales en general o de inherentismo.
Otra de las críticas del interseccionalismo (al menos como lo difunden muchos de sus adeptos) es que está dominado por hombre blancos heteros o que hay que descolonizar al veganismo. Nada de esto tiene sentido para la cuestión meramente de luchar por la liberación de los animales no humanos mediante la asunción del veganismo como punto de partida por la defensa de los Derechos Animales. El activar por los Derechos Animales no puede tener como filtro cuotas identitarias o tomar en cuenta de si se pertenece o no a cierta identidad para poder realizar activismo. No hay ninguna ley ni tampoco ningún impedimento social para que cualquiera que quiera hacer activismo vegano lo haga, ya dependerá de la aceptación de sus argumentos y evidencias por parte de la gente su trascendencia o alcance, no de su sexo, clase social, orígen, preferencia sexual, etc. Todo esto surge de la idea de que supuestamente hubiese una confabulación social para que solo los hombres blancos heteros estén en los reflectores del activismo o como si por el simple hecho de que el veganismo inició en Europa (Inglaterra) ya por eso haya que «descolonizarlo». El veganismo no tiene nada que ver con colonización, sino que es un principio ético que se basa en razonamiento lógico y evidencias empíricas, no en imponer una cultura u otras cuestiones. De hecho en la época precolombina también se explotaban animales [1].
Se mezclan cuestiones como que el veganismo implica ser anticapitalista (por mencionar otra de las tergiversaciones más usuales dentro del interseccionalismo), pero como acabo de mencionar, no tiene otro objetivo que el de liberar a los animales nohumanos de la explotación a manos de los humanos. Los demás animales no son explotados solamente porque exista el capitalismo simplemente, sino porque son considerados recursos y propiedades, porque no se reconoce su valor inherente. Aún en sistemas no capitalistas como en el socialismo (con o sin Estado) e incluso en el anarquismo, si no hay veganismo, sino no veganismo, seguirían siendo explotados. Claro que coincido que se debe combatir al capitalismo porque este en su voragine consumista termina propiciando injusticias hacia todos los seres sintientes, pero es más una cuestión de inercia el que terminen siendo explotados los animales no humanos, que el que el capitalismo sea en sí mismo un causal de la explotación animal. Los sistemas de organización (capitalismo, socialismo, etc) o filosofías de vida humanos (como el anarquismo), sólo encajan más o menos con las creencias que tengan arraigados sus miembros. La raíz del porqué son explotados los demás animales es el no veganismo, ya que en el que el capitalismo, socialismo e incluso en el anarquismo se les explote sería consecuencia de no considerarlos personas nohumanas con valor inherente. Reitero que sí creo que por ejemplo, sería más factible un mundo respetuoso con los Derechos Animales (donde se incluye al veganismo) bajo el anarquismo, pero para eso primero se necesita que la mayoría de los miembros de dicha sociedad fuesen veganos. Ese es el punto de partida.
Pienso que la ideología interseccionalista (o interseccionalismo) no aplica para el caso de los animales nohumanos por las razones anteriormente expuestas: no están bajo diferentes tipos de opresión, sino sólo una; el no veganismo. Por ejemplo, a las personas de otras especies no se les explota por su sexo, es decir, no se prioriza a las hembras sobre los machos ni viceversa, salvo que alguien pensara que los toros son privilegiados frente a las vacas o al revés, pero eso en los hechos es falso. Todos los animales no humanos son considerados meras propiedades por los no veganos. El vincular al veganismo con objetivos más allá de esto, por ejemplo en el pretender que solucione problemas humanos, es promover el antropocentrismo, porque es hablar de que hay que ser veganos por los beneficios que nos traería a los humanos dejar de explotar animales, lo que en realidad no sería veganismo, sino mero utilitarismo, mera conveniencia.
Sin embargo, sí pienso que por una cuestión de coherencia, quien sea vegano debería rechazar el capitalismo y todo sistema opresor; quien sea feminista o antisexista debe ser vegano; y así sucesivamente, por una cuestión de coherencia con principios generales de justicia, igualdad moral y libertad que comparten estas causas, aunque su ámbito sea específico.
Las diferentes luchas están estrechamente relacionadas, tienen muchos puntos en común, pero relacionadas no equivale a unificadas.
En resumen, pienso que sí debemos rechazar todas las opresiones de igual manera, pero tenemos que tener en claro que en el caso de los demás animales, están bajo una única opresión: el no-veganismo (con o sin especismo), por lo que adjudicarles objetivos extras es minimizar la causa subordinándola a las problemáticas humanas. Es perfectamente entendible y correcto hacer analogías con causas humanas, y hacer ver las correlaciones que existen entre la discriminación/opresión que pesa sobre los demás animales y los elementos que tienen en común con el sexismo, racismo, clasismo y otras discriminaciones arbitrarias, a modo de generar empatía, mas no el tergiversar al veganismo para desviarlo de su objetivo. Considero más apropiado el concepto de inherentismo o Derechos Animales, que la interseccionalidad, ya que estos sí aplican a la cuestión del respeto por el valor propio que tienen como sujetos los demás animales.
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