Cuando los defensores de los Derechos Animales decimos que tenemos el deber moral de ser veganos, lo que se dice es que dado que los demás animales son sujetos, no objetos; que son personas y por lo tanto tienen valor intrínseco (dignidad); debemos respetarlos.
Ahora bien, ¿qué es un deber moral? Kant se refería al imperativo categórico en relación a las costumbres o maneras de actuar de los humanos, en tanto estos se les considera seres con racionalidad. Se refiere a este deber como categórico debido a que no depende de los deseos, no son opcionales, sino obligatorios (a diferencia de los deberes hipotéticos[2], que el mismo Kant describía). Este imperativo categórico considera las acciones correctas o incorrectas en sí mismas, independientemente de la finalidad a alcanzar. Es lo contrario a la corriente filosófica del utilitarismo, donde las acciones son evaluadas según sus consecuencias positivas o negativas (placer y sufrimiento, respectivamente respecto al hedonismo implicado en el utilitarismo).
En este deber o imperativo, lo que debe imperar es la razón, y no los deseos. Dado que los humanos agentes morales, es decir, aquellos en capacidad de tener razonamiento moral, basándose precisamente en la razón para deducir qué comportamientos e ideas son correctas o no; debemos utilizar dicho razonamiento lógico y por ello tener el deber de actuar de forma justa para con los demás individuos. Este deber es universal en tanto que si se actúa de alguna forma respecto a una situación, se debiese actuar de tal manera que fuese algo justo tanto si se aplica en nosotros como si se aplicase en otros, y deberíamos ser consistentes con ello, para que se tornase universal: «obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza» [1]
Esto nos lleva a considerar el principio de igualdad, que se refiere a que a intereses iguales o similares, se debe aplicar un criterio igual. Lo que se considere en base a la razón, justo para unos, debe serlo igualmente para otros, tomando como base los intereses fundamentales de los sujetos. Los intereses fundamentales que podemos reconocer en los sujetos los podemos deducir por el mismo razonamiento y partiendo de la evidencia empírica. Estos intereses podemos también deducirlos porque nosotros mismos como sujetos los experimentamos, al contar con la capacidad de tener experiencias subjetivas, es decir, percepciones o valorizaciones sobre nosotros mismos y lo que nos rodea, aunado a observar los comportamientos de otros sujetos que cuentan con una estructura como lo es el sistema nervioso, que les permitiría tener dichas experiencias referentes a deseos, emociones e intenciones.
Estos intereses derivados de las experiencias subjetivas, son al menos: continuar viviendo, autonomía (libertad), evitar el daño y buscar la felicidad, tener un lugar donde desenvolverse como sujetos para sus propios fines, y disfrutar del fruto de su esfuerzo. Estos intereses corresponden a los sujetos. Los objetos no pueden tener intereses, por lo que los sujetos al tener un valor intrínseco (propio) porque ellos mismos hacen esas valoraciones, es decir, corresponden a su dignidad como sujetos, estos intereses no deben ser vulnerados para satisfacer intereses de terceros. La noción de que tenemos un deber moral de respetar dichos intereses, representados por derechos de los sujetos a no ver dañados dichos intereses, se refiere a los derechos morales o naturales.
Estos derechos morales son independientes de su reconocimiento legal o social, sino que se corresponden con el acto de justicia de no vulnerarlos por el hecho de que pertenecen a alguien, y ese alguien lo es precisamente porque tiene intereses, y los intereses se protegen por medio de derechos. Estos derechos corresponden con el hecho de ser persona como se mencionó anteriormente, y se consideran inalienables, es decir, no pueden ser negados, porque son innatos, propios del sujeto, indivisibles de dicha condición de persona. Se es persona porque se tiene intereses, y si se tienen intereses se tienen derechos.
Una persona es aquel que es sujeto, es decir, alguien que posee una concepción de sí mismo (un «yo»), que tiene personalidad individual, en tanto que tiene emociones, deseos y voluntad. Es un ser irreemplazable, dado que se valora a sí mismo, su vida es importante para sí mismo.
Estas cuestiones mencionadas anteriormente no solo aplican para los seres humanos, sino para los demás animales, es decir, para las personas de otras especies, dado que no hay característica de las mencionadas que exista de manera unánime en todos los humanos y que no se encuentre en los demás animales. El razonamiento incluso existe en cierto grado en al menos varios de los demás animales, y no se encuentra en el mismo nivel en todos los humanos, por poner un ejemplo, los casos marginales, caso de los bebés o niños pequeños, ancianos con demencia senil y resto de humanos con cognición insuficiente para responsabilizarse moralmente de sus actos.
Pero el razonamiento no es un criterio válido para considerar que no tenemos obligaciones morales para con sujetos que supongamos no lo tengan o no a nuestro nivel, como lo ejemplifican los casos marginales, sino que lo es la capacidad de sentir (sintiencia), es decir, de tener intereses, y estos se verían protegidos por derechos morales, derechos inalienables. Esto mismo aplicaría para el caso de los demás animales, ya que existe evidencia suficiente para determinar que cuando menos tienen intereses fundamentales en vivir, ser libres y en general ser autónomos, tenemos el deber moral, es decir, la obligación de respetarlos, dado que son sujetos, y no debemos disponer de ellos como si de objetos o recursos se tratase.
Se pretende alegar que si los demás animales no tienen obligaciones morales, entonces no pueden tener derechos, pero esto no se sostiene bajo ningún concepto, ya que es inconsistente este argumento debido a que incluso reconocemos derechos a los humanos que están dentro de los casos marginales, a pesar que no pueden tener obligaciones. Entonces no hay criterio razonable para negar respeto a los derechos de los demás animales, y por ende tenemos obligación moral de respetarlos.
Los deberes morales los tienen los agentes morales, y precisamente porque son personas que pueden tener razonamiento moral y responder por sus actos, es que están en obligación de respetar tanto a otros agentes morales y a pacientes morales (sujetos que no tienen razonamiento moral y no pueden responder por ende por sus actos morales), y dentro de los pacientes morales están los demás animales.
Si consideramos que los demás sujetos (agentes morales) tienen el deber de respetar nuestros intereses, es decir, de no actuar en contra de nuestra voluntad, entonces para actuar de acuerdo a la justicia debemos respetar también nosotros los intereses de los demás, su dignidad.
Como se comentó al inicio, las acciones deben ser evaluadas en sí mismas, y de acuerdo al razonamiento lógico, y a ser congruentes con principios de justicia, entonces el que los humanos podamos beneficiarnos con utilizar animales no humanos, no es una justificación para no considerar que tenemos un deber en no explotar animales no humanos, ya que el beneficio no puede estar por encima del respeto hacia los demás. Así como aunque nos fuera benéfico tener esclavos humanos, esto no sería correcto éticamente, porque se pasa por encima de la dignidad de otros sujetos.
Quienes argumentan que no tenemos deber moral para con los demás animales, debido a que cada cual puede hacer lo que quiera si así lo determina cada uno, es decir, que la ética es subjetiva, caen en el dogma del relativismo moral o cultural. Esta manera de pensar es errónea, debido a que no evalúa los actos e ideas en función de si son justos o no, sino solo en base a las creencias y costumbres de cada individuo o cultura, pero ni las creencias sin fundamento lógico ni las costumbres determinan de manera razonable si un acto es justo o injusto. Una cultura podría determinar que el canibalismo es parte de su cultura, y no por ello se debiese respetar dicha creencia por el simple hecho de ser parte de su cultura, ya que ignora la dignidad de las personas víctimas de esos actos.
Por lo tanto, ser veganos sí es un deber moral, tal como tenemos un deber de no robar, no mentir, no esclavizar a humanos, no abusar sexualmente, etc; así mismo por sujetos que son los demás animales, tenemos el deber de no utilizarlos para nuestros fines.
Referencias:
- [1] Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant.
- [2] Introducción a la filosofía moral, Rachels.
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