A menudo leemos y escuchamos a gente preocupada por el sufrimiento de los demás animales apelar a que los demás animales son maltratados, que hay que hacer leyes contra el maltrato animal. Esto es contraproducente.
La relación que existe entre los humanos y los demás animales es de esclavista y esclavo. Esto se debe a que la sociedad es en su mayoría no vegana, es decir, no reconoce en los demás animales dignidad, es decir, su valor inherente, por lo que es una cuestión reforzada culturalmente.
Se asigna el término maltrato animal al daño que se hace a los demás animales, al menos por las siguientes cuestiones:
- al catalogarse a los demás animales como objetos semovientes en cuestión legal, se cree que al dañarles se les está maltratando, como si se dañase mercancía, como cuando se descompone un aparato eléctrico o una silla o cualquier otro objeto con un simple valor extrínseco para el humano. Es decir, que pierde o reduce su utilidad.
- la creencia de que a los demás animales no les importa ser esclavizados, sino que solo les importa su bienestar, así que se asume que si se les está proporcionando lo que necesitan para sentirse bien, aunque se les use para beneficio humano, entonces esto es un «buen trato» entre humanos y los demás animales. De lo contrario, habría un «maltrato» entre humanos y los demás animales. Es decir, se asume que es un trato ético entre humanos y demás animales.
- se refiere al daño físico entendido en sí mismo como maltrato hacia personas o cosas. A los demás animales se les tiene catalogados como una especie de ente intermedio entre esas dos categorías a nivel social, por lo que se considera dañarles es una relación o acto de maltrato.
Estas cuestiones son derivadas del no veganismo, es decir, del no reconocimiento del valor inherente de los demás animales. El bienestarismo que es la aplicación del utilitarismo hacia la relación con los demás animales, es una mentalidad relacionada a que a los demás animales solo les importa no sufrir y buscar el placer, es decir, su bienestar, sin importar la dignidad del sujeto, sin tomar en cuenta sus intereses inherentes a ser precisamente sujeto, como es el de ser libres y vivir sus vidas de manera autónoma, ya que su vida (y todo lo que envuelve a ella) es importante para ellos mismos.
Los demás animales al ser pacientes morales, no tienen un razonamiento moral suficiente para entender las implicaciones éticas de aceptar un trato o convenio que implica convertirlos en recursos en beneficio de los humanos, por lo que entre agentes morales y pacientes morales no puede haber un consentimiento libre e informado respecto a que los segundos sirvan de recursos a los primeros, ya que los primeros están en ventaja sobre los segundos al tener razonamiento moral mayor. Por lo tanto, lo que hay es explotación animal, esclavitud, abuso. Es irrelevante dicho consentimiento que parezcan otorgar sobre todo en cuestión de violencia implícita, dado que los demás animales no consienten (aunque lo pareciera en algún caso) dicha relación bajo un razonamiento moral de lo que es correcto e incorrecto éticamente de dichos actos, dado que los intereses de los demás animales no se reducen a su bienestar, sino a vivir sus vidas bajo sus propios términos.
Entonces, ¿qué sucede cuando se explota a los demás animales?, ¿cómo podemos llamar a eso? Sería una dominación donde lo que existe es un sometimiento o engaño y violencia (explícita o implícita).
A los animales con más inteligencia o poder físico, se les somete para que obedezcan, se les obliga por medio de la fuerza física para que sirvan a los humanos; y a los animales que son menos inteligentes se les engaña, se les manipula para el mismo fin. En ambos casos se suelen implementar condiciones para que los sujetos no humanos perciban bienestar y así opongan menos o ninguna resistencia a ser utilizados.
Así que cuando nos referimos a la situación entre los demás animales y los humanos no veganos, no existe ningún consentimiento libre e informado, donde los demás animales acepten trabajar de ciertas maneras ni tampoco se justifica convertirlos en insumos o productos, sino que hay explotación animal, un dominio de los humanos no veganos sobre el resto de animales a los cuales en base a su utilidad les reconoce solamente valor extrínseco, y en el ámbito moral, basados en el utilitarismo, sólo les reconoce su capacidad de sufrir, por lo que aplican medidas de «bienestar animal» pensando que eso es lo que es justo.
Usar el término «maltrato animal» lleva una connotación bienestarista donde se da a entender que a los demás animales solo hay que procurarles un bienestar y eso ya sería un trato digno. Esto es injusto, porque los demás animales son personas no humanas, con dignidad y la dignidad implica no ser utilizado mediante engaño o manipulación ni mediante ningún tipo de sometimiento. Usar a los demás animales mediante dicha manipulación o aprovecharnos de su inocencia o de nuestro poderío, es siempre un abuso, una esclavitud.
Si pretendemos defender los Derechos Animales, entonces debemos promover el veganismo como punto de entrada, y rechazar la explotación animal, no utilizando términos que precisamente reafirman la creencia de que los demás animales están aquí para ser utilizados por los humanos, y que lo único que les debemos es su bienestar.
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