A manera general se explicó en la sección Derechos Animales y esporádicamente algunas líneas en algún ensayo, sobre la relación entre veganismo y Derechos Animales. En este pretendo ahondar un poco más en ese tema.
Existe una confusión sobre por qué si el veganismo sólo se refiere al derecho de los demás animales de no ser explotados, es decir, tratados como si fuesen recursos o propiedad, por qué no mejor ser solamente «antiespecistas», dado que se piensa que eso ya cubre todo el espectro de la justicia hacia los demás animales.
Esta confusión proviene de diversos orígenes, por ejemplo, quienes se prefieren hacer llamar «antiespecistas» y hablan primordialmente o exclusivamente de este término como lo que hay que difundir ante la gente que aún explota animales; también algunos interseccionalistas desdeñan utilizar el término veganismo y en su lugar se refieren así mismos como «antiespecistas» más que o en lugar de veganos; otros son bienestaristas que para justificar sus argumentos y campañas inmorales pro explotación animal, dicen que el veganismo no es suficiente, y que incluso gente no vegana «salva más animales» que los veganos.
Se suele apelar a que como en causas humanas, hay antirracismo y anticlasismo, entonces debemos extrapolar eso y ser antiespecistas. Caso especial es la cuestión del sexismo, donde podríamos decirnos antisexistas y cubriría tanto al feminismo como estar contra el hembrismo. Esto último se da porque no se puede decir uno antisexista y al mismo tiempo ser machista o hembrista. Algo similar sucede con el veganismo, como se irá viendo en el desarrollo de este artículo.
En el caso de las causas humanas, ya existe un considerable porcentaje de gente cuya postura es que los humanos al menos no debemos ser considerados propiedad ni meros recursos, aunque todavía hay sectores de la sociedad que no terminan de comprender el problema de la discriminación arbitraria. En el caso del antirracismo y anticlasismo es muy específica la cuestión, por lo que no hay un paso previo para adscribir a ellos como una postura contraria a los prejuicios del no reconocimiento del valor inherente de otros sujetos en base a la raza o clase.
Claro, se puede decir que simplemente debemos ser defensores de los Derechos Humanos, y eso ya cubriría todo el ámbito, pero ello implica que tengamos claro primero que está mal y por qué, ser sexista, racista, clasista, capacitista, etc. Aún y con esto que comento, en el contexto social actual, como mencioné en el párrafo anterior, aunque aún es tema pendiente en un sector de la gente que se entienda por qué está mal el racismo, clasismo, sexismo, etc, en términos generales un buen porcentaje de gente no ve a los humanos moralmente como propiedad o simples recursos, aunque se puede poner en entredicho por la llamada «esclavitud moderna«, pero en lo que podemos estar de acuerdo es que no aceptaríamos que alguien se dijese defensor de los Derechos Humanos mientras es sexista, racista, clasista, capacitista o cualquier otra cuestión que involucre no reconocer el valor inherente de otras personas humanas.
En el caso del respeto por el valor inherente de las personas no humanas, el contexto social nos determina que la mayoría de la gente piensa que puede sentirse defensora de los Derechos Animales, aún y explotando animales, ya sea bajo el concepto de violencia implícita, donde el uso no implica violencia física pero se abusa de la inocencia respecto al razonamiento moral de los demás animales; o la explotación «feliz», es decir, aquella que implicaría daño físico y/o emocional, pero se maquilla con acciones para procurar bienestar animal y la gente no vegana sienta menos incomodidad o de plano se sienta bien explotando animales y/o apoyando campañas bienestaristas y/o neobienestaristas.
Existe gente que se opone a que los demás animales sean dañados físicamente de forma «innecesaria», y por innecesario entienden que sólo por diversión o por cuestiones que no van de acuerdo a su cultura o simplemente si no obtienen ningún beneficio de ello, como quienes creen que los perros y gatos «son para» hacer compañía al humano, y no para comerse, y así mismo hay gente que es no sería capaz de dañar físicamente a estos animales no humanos considerados de compañía, pero asisten o asistirían sin ningún problema a una corrida de toros. También mucha gente considera que cada animal no humano tiene un determinado hábitat, y pugnan por campañas de conservación de hábitats de ciertas especies, y porque éstas u otras especies las consideran valiosas, no porque vean en ellas a sujetos con dignidad (valor intrínseco), sino por su valor extrínseco, es decir, por su utilidad para la ecología, por su belleza, simpatía, afinidad o parecido con el humano, etc. Como se comentó hace dos párrafos, la mayoría de la gente cree que defender sus derechos se limita a evitarles sufrimiento aún y que esto implique que sigan siendo explotados dichos sujetos no humanos.
En general la gente intuye que los demás animales tienen ciertos derechos, aunque no están basados en reconocer a dichos animales no humanos como personas, con lo que ello implica, que sería tener un valor intrínseco a respetarse, y por lo tanto no es correcto explotarlos. Entonces ahí está el «eslabón perdido» en la relación entre animales humanos no veganos y los no humanos, es decir, la defensa de los Derechos Animales no es congruente si no se tiene como mínimo claro que no tenemos derecho moral a explotar a los demás animales.
Así como no tendría sentido la defensa de los Derechos Humanos si no se reconociera a los animales humanos como personas con intereses relevantes como vivir, ser libres, felices, conservar la integridad física, disfrutar del fruto del esfuerzo propio y de un hábitat; así mismo no tiene sentido hablar de Derechos Animales sin veganismo, y dado que la mayoría de la gente no contempla al veganismo como un paso necesario para la defensa coherente de los Derechos Animales, entonces invisibilizar o minimizar al veganismo, hablando de que hay que ser «antiespecista» siendo que esto ni puede ser el primer paso para un no vegano, ni es preciso respecto al respeto por el valor inherente de los sujetos no humanos como se explicó en un ensayo anterior que aparecerá en la lista de referencias como «El error de usar el término ‘antiespecismo’».
El veganismo, como se menciona de hecho en ese ensayo al que hago referencia, ya implica rechazar al especismo, pero lo que es verdad, es que no implica que sea todo lo que podemos hacer por los demás animales. Estamos en la responsabilidad de no contaminar porque esto es en detrimento no sólo de nosotros los humanos, sino de los hábitats y la salud de los demás animales; tendremos que buscar alternativas que busquen causar el menor impacto en la vida de otros animales, por ejemplo al construir, sembrar, y demás actividades que pudieran dañarlos aunque fuese involuntariamente. Podemos dar auxilio a los demás animales que así lo necesiten, pero cualquiera de éstas cuestiones tienen que estar en la base de reconocer a los demás animales como sujetos con valor en sí mismos como personas no humanas, es decir, siendo veganos.
El veganismo es el primer paso para la defensa coherente de los Derechos Animales, rechazando el no veganismo así sea en su modalidad de utilitarismo y de especismo antropocéntrico y gradualista.
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