Y es que esta frase es de las que más a menudo escuchamos esgrimir por gente que rechaza la idea de lo que ellos suponen es el veganismo y la rechazan también por la concepción que tienen sobre los veganos en sí.
Lo que los veganos buscamos es informar para que quienes aún no son veganos reflexionen sobre si están actuando correctamente o no en su relación con el resto de especies animales, y será el pensar de forma razonable y su compromiso con la justicia lo que les hará asumir el veganismo, no ninguna orden ni ningún tipo de imposición de nadie ni de nada.
Si bien los veganos decimos que es un deber moral no explotar animales no humanos (al igual que lo es respecto a los humanos), decir esto no significa que se les esté coaccionando de forma alguna a asumir el veganismo. Incluso si ya el veganismo fuese una cuestión normalizada, lo que se podría imponer es ya sea por medio de leyes o cualquier tipo de acuerdo social, o mediante la censura misma de la sociedad; seria meramente el rechazo social de las prácticas de explotación animal, más el veganismo no es sólo una práctica sino una manera de pensar; es aquella que se refiere a ver a los demás animales como personas con dignidad (valor inherente).
Si alguien no quiere ser vegano, así se le prohibiera explotar animales no humanos, esa persona seguiría siendo no vegano a pesar de no explotar animales no humanos, porque sigue viéndolos como meros medios para sus fines. Nadie puede obligar a otros a cambiar de forma de pensar. Por ello no se puede hablar de eliminar el especismo, sino de evitar las prácticas especistas que vulneran el valor inherente de los demás animales, en base a contar con mayor número de veganos.
En este momento en que nos encontramos, lo que se está imponiendo es el no veganismo, donde se nos educa en que lo que debemos hacer es explotar a los demás animales, que eso es lo «normal» o «natural», y aunque hay quienes dicen cosas como «está bien si quieres ser vegano, pero no impongas tus ideas a los demás», lo cierto es que desde la infancia se nos impone pensar de determinada manera respecto a los demás animales y el no ser vegano es un acto literalmente de rebeldía, no meramente una opción, y debido a esto el mundo está impregnado por doquier de explotación animal, tanto así que los mismos veganos estamos siendo obligados a participar en usos de maneras no intencionales, como por ejemplo mediante vacunas, medicamentos, pegamentos, billetes y otras cuestiones que implican actualmente explotación animal, y que no podemos huir siempre de ello y vernos inmiscuidos sin desearlo.
Las ideas que se sustentan en argumentos sólidos no son impuestas. Nadie nos impone que 2+2 sea igual a 4 ni que la Tierra gira alrededor del Sol. En todo caso es la ciencia la que nos indica en base a evidencias y de ellas derivan argumentos razonables para que podamos considerar dichas cuestiones como parte de nuestras ideas aceptadas. Las ideas que se basan en dogmas, es decir, que no cuentan con sustento en argumentos sólidos, sí son una imposición, porque no puede ser de otra forma, ya que para ser asumidas se requiere apelar a falacias como la naturalista, a la naturaleza, ad antiquitatem, ad populum y otras.
Pero más allá de las trabas que la mayoría no vegana imponen a quienes somos veganos, a quienes realmente se les está imponiendo todo el tiempo, por medio de coacción y engaño, por parte de quienes no son aún veganos; es a los demás animales.
Los demás animales son obligados a ser víctimas de la mentalidad no vegana, ellos no consienten ni pueden consentir ser usados para beneficiar a quienes los animales humanos hayan determinado. Se abusa de su inocencia para manipularlos y hacer que hagan los que los animales humanos no veganos quieran, y en caso de que opongan resistencia, se les somete físicamente igualmente para cumplir los fines que sus esclavistas humanos hayan decidido.
No hay ningún trato en igualdad de condiciones que tenga como fin beneficiar a los animales humanos que pueda darse entre los animales humanos y el resto de animales, ya que los primeros son pacientes morales y los segundos agentes morales, por lo que lo que sucede es una imposición, debido a que existe un abuso del poder debido a la posición ventajosa respecto a la consciencia sobre la ética que tienen los agentes morales (humanos) por sobre los pacientes morales no humanos.
Quien está siendo dictatorial es aquel que aprovechando su ventaja, usa a otros sujetos para beneficiarse de ello, a sabiendas de que esos otros sujetos poco o nada pueden hacer para evitar ser usados en base a un conocimiento de la ética y de poder ejercer por ellos mismos la exigencia de que se les respete como sujetos con dignidad, por tanto su derecho a no ser explotados.
Los veganos no imponemos a los demás a ser veganos, así como no se puede imponer a los demás a no ser racistas, sexistas, homofóbicos ni ninguna otra cosa. Otra cosa es que el deber moral de no vulnerar el valor inherente de los sujetos sea universal, es decir, que todos los agentes morales tenemos en tanto que podemos y debemos ser responsables de nuestros actos, más el hablar de que es un deber lo que significa es que podemos ser juzgados moralmente por nuestros actos por otros agentes morales, para calificar dichos actos de correctos o incorrectos. Es a eso básicamente a lo que se refiere tanto el que es un deber moral como a que seamos agentes morales.
En una discusión, tanto quien defienda que está bien explotar animales, como quien defiende la postura vegana; ninguno de los dos por el mero hecho de exponer sus argumentos está «imponiendo» al otro sus ideas, sino exponiendo sus argumentos y evidencias, y será la lógica la que determine cuáles argumentos son sólidos. Sin embargo, reitero que al ser el no veganismo el paradigma dominante, y al ser educados desde la infancia respecto a que debemos explotar animales, sí hay una imposición, ya que como se mencionó anteriormente, se parte de falacias promovidas desde la infancia (ergo, a pacientes morales) para justificar la utilización de animales, y no se queda tampoco en meras ideas, sino que se lleva a la práctica de explotar animales no humanos.
La explotación animal es esclavitud, por tanto es una imposición, y así como ningún humano debería ser esclavizado ni explotado; ninguna persona humana debería ser oprimida por su sexo, color de piel, posición económica ni ninguna otra cuestión, porque eso sería imponerle un yugo a su persona; así mismo debemos rechazar la explotación animal, porque es injusto, porque los demás animales son personas no humanas, sienten, y debemos aplicar el principio de igual valor inherente dado que no hay razón para excluirlos del respeto.
Deja una respuesta