Los animalistas abolicionistas de la explotación animal (ergo, veganos) coincidimos en que el valor inherente lo tienen los sujetos mismos, puesto que es dicho sujeto quien valora a su propio ser a través de la sintiencia.
Hay trabajos como el de Priscila Cohn, que explica, en lo que respecta al concepto, de forma correcta qué es el valor inherente en un ensayo dedicado exclusivamente a esta cuestión [1]. En dicho ensayo hay cosas cuestionables como el que prefiera no utilizar los derechos morales dentro del discurso y que se enfoca mucho en cuestiones como el dolor y el sufrimiento, pero en su definición y defensa del valor inherente lo explica de manera clara. Tom Regan [2] y Gary Francione por su parte también abordan dicho concepto de forma creo congruente.
Si tener valor inherente significa que es un valor que no depende de valoraciones externas, que es absoluto y no existen grados de valor inherente, entonces estamos ante un valor al que no debemos vulnerar para beneficio de terceros, ni en contra del estatus propio de sujeto/persona.
Es decir, si usamos la lógica, esto implica que no estamos autorizados a usar a quien es sujeto como si fuese objeto, que no podemos quitarle la libertad, ir contra su voluntad, dañarlo ni ninguna otra cuestión en contra de su calidad de sujeto para obtener beneficios de ello, porque eso sería precisamente no reconocer que tiene valor inherente.
Tener valor inherente implica que no es ético usar a sujetos como meros medios para el beneficio de la mayoría; así los explotados sean unos cuantos y los beneficiados muchos. Si tienen valor inherente, no sería congruente decir que son sujetos y no objetos si son explotados en favor de la mayoría, ya que entonces no tendría sentido hablar de diferenciar entre sujetos y objetos, ya que la diferencia es precisamente que los primeros se valoran así mismos y sería injusto cosificarlos (reducirlos al nivel de cosas al tratarlos como si lo fueran). Serían sujetos, pero sujetos explotados, lo cual es inmoral.
Si alguien tiene valor inherente, continuando con el punto anterior; en concordancia con el principio de igual valor inherente, dicho valor debe ser respetado tal cual el nuestro o de cualquier otro que tenga valor inherente.
Por lo anterior, como no hay justificación para vulnerar dicho valor inherente para beneficiarnos, entonces no tenemos derecho a vulnerarlo. De hecho tenemos una obligación de respetarlo quienes podemos entender la ética, tenemos control sobre nuestros impulsos y por tanto debemos actuar de acuerdo a ella (es decir, los agentes morales).
Por lógica, si unos tienen un deber u obligación de no hacer algo contra alguien o respetar a alguien; entonces la contraparte es que ese alguien tiene un derecho de ser respetado.
Si alguien tiene la obligación de no explotar a otros sujetos, entonces es que esos otros sujetos tienen el derecho a no ser explotados.
Dado que sólo el sujeto puede hacer valoraciones sobre sí mismo, es dicho sujeto quien está justificado que tome decisiones respecto a todo lo que le incumbe, y otros no deben tomar decisiones sobre su vida para beneficiarse. Si se tratase de un paciente moral, este sigue teniendo dichos derechos. Tiene derecho a no ser explotado (ser libre en el sentido al menos de no ser usado para fines de otros), a vivir, a su bienestar, integridad física y emocional, y en general a ser respetado como persona. Las determinaciones que un tutor agente moral tome al respecto de dicho sujeto siempre deberán ir encaminadas precisamente a respetar sus derechos, es decir, a no actuar nunca en contra de ellos por beneficio propio o de terceros.
No es lógico hablar de derechos en relación a seres no sintientes, y tampoco de hablar de seres sintientes sin derechos. Los seres no sintientes no tienen derechos dado que no tenemos obligaciones para con dichos seres, dado que no se pueden valorar así mismos; pero con los seres sintientes por deducción lógica, como se ha comentado, tenemos obligaciones dado que dichos seres al valorarse así mismos tienen el derecho a que su valor inherente sea respetado.
Hablar de valor inherente es hablar de sujetos, y ello conlleva tener derechos morales, por lo anteriormente explicado. Hablar de sujetos sin derechos es análogo a hablar de libertad con esclavitud. Una contradicción.
Los agentes morales pueden tener obligaciones indirectas respecto a no dañar las cosas que son de interés de los sujetos, pero no porque estas cosas tengan derechos en sí mismas, sino porque son importantes para los sujetos.
Tampoco podemos apelar a que como la cuestión de los derechos (sobre todo los Derechos Animales) es una cuestión que en el ámbito social se ve como ambigua o distorsionada, entonces no debemos hablar de ello. Eso sería como decir que como el concepto de veganismo ha sido tergiversado, entonces no debemos hablar de veganismo o así con cualquier cuestión de justicia que no esté clara para la mayoría. De hecho esta sería una razón para precisamente hablar de derechos al explicar el valor inherente, para contrarrestar dichas tergiversaciones y no ser parcimoniosos ante esas confusiones.
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Referencias:
- Una concepción inherentista de los animales; Priscila Cohn [1]
- En defensa de los derechos animales; Tom Regan [2]
- Introducción a los derechos animales; Gary L. Francione [3]
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