Vindicando al instinto animal

Una de las excusas por las que se cree está bien explotar animales no humanos, es que estos carecen de inteligencia o esta es inferior a la humana y que sólo cuentan con instinto, haciendo referencia a que son como autómatas. Existe una mezcla de pensamiento Cartesiano (por René Descartes) de que los demás animales son autómatas; es decir, que no tienen consciencia, y el bienestarismo (lo que importa es el disfrute y evitar el sufrimiento). Así entonces se ve a los animales no humanos como seres con escasa o casi nula noción de intereses relevantes básicos en analogía con los humanos (tomando al humano como si todos fuesen cognitivamente al mismo nivel o al menos todos por encima del resto de animales y eso fuese criterio relevante para exluirlos de la igual consideración del valor inherente), y sólo se piensa nuestro deber es protegerlos de aquel sufrimiento que consideren los humanos no veganos como innecesario, es decir, aquel que no sea útil para los fines humanos.

Tendremos que partir por definir a qué nos referimos cuando hablamos de instinto animal, para poder llegar a alguna especie de conclusión sobre si es relevante esta capacidad para desdeñar a sujetos de la igual consideración del valor inherente.

Para esbozar algo como una definición, podríamos deducirla a partir de lo que varios autores han mencionado acerca del instinto en cuanto a su función en los seres sintientes (seres con consciencia).

Konrad Lorenz [1] se refiere al instinto como un impulso derivado del «autoadiestramiento» o la herencia. Se refirió a automatismos adquiridos y otros heredados, es decir, unos por repetición de la práctica y otros por genética. En algunos animales no humanos reconocía cierta inteligencia durante el autoadiestramiento y en otros sólo lo asociaba a que terminaban memorizando la acción que los lleva hacia conseguir el fin perseguido, después de varios intentos fallidos.

Charles Darwin [2] se refería a que es algo que induce al individuo a hacer algo. Es algo que para realizarse (por los animales no humanos) no se necesita experiencia previa, y que es llevado de la misma manera por muchos individuos. Reconoció que implica algo de razonamiento. Las compara con los hábitos dado la naturaleza de estos no se realizan conscientemente. Si un hábito se hereda, considera seria indistinguible del instinto. Consideró que la selección natural influye en la variación de los instintos.

Para seguir con el marco conceptual habría que ver a qué nos referimos con inteligencia y memoria, ya que estas dos capacidades cognitivas se ven involucradas en adquirir o heredar un instinto.

La inteligencia es la capacidad cognitiva para actuar de forma consciente ante una situación, tomar decisiones conscientes, aprender (comprender) y en general actuar acorde a deducciones.

La memoria, por otro lado, es también una capacidad cognitiva que se refiere a retener en la mente durante un tiempo (determinado o indeterminado) experiencias, datos o conceptos.

La inteligencia utiliza a la memoria para llevar a cabo ciertas acciones conscientes. Sin embargo, como mencionan los dos autores anteriores, la repetición de acciones, que se llegan a convertir en hábitos, pueden hacer que en subsecuentes ocasiones, dichas acciones sean realizadas ya de manera inconsciente, es decir, sin premeditación, sin que haya un pensamiento abstracto detrás de ello. Si estas acciones fuesen heredadas a otras generaciones, estas serían en dichas generaciones, acciones instintivas, es decir, que no requirieron experiencia previa ni un pensamiento abstracto.

Es importante señalar que al hablar de que son actos inconscientes, no se refieren a que el sujeto no sea consciente de que le están sucediendo y no tenga consciencia, sino que se habla de inconscientes en términos de que no se necesita reflexión previa (premeditación), como se señaló recién. Es un comportamiento no premeditado que se aloja en alguna parte de nuestra mente, es decir, de que el cerebro o las neuronas asociadas a la consciencia (más bien subconsciente) se percaten de un contexto o momento donde se comienza a sucitar el comportamiento innato. No implica un razonamiento, aunque como lo señalan algunos autores, cierto nivel de inteligencia o razonamiento interviene cuando se adquiere por hábito un instinto que será heredado a las siguientes generaciones.

El instinto o impulso o inducción, es la capacidad innata de hacer algo, que implica necesariamente contar con sintiencia, ya que como se mencionó, se requiere de en algunos casos, acciones que implican atención en los actos, para llegar a aprender (adquiridos) y en otros (los ya heredados) interviene el subconsciente, que es parte de la mente. Aunque Lorenz no considera que haya inteligencia en el autoadiestramiento, al menos en muchos casos, pienso que no tiene sentido hablar de autoadiestramiento si no implica ningún grado de inteligencia y memoria, sino no sería posible que el sujeto se diera cuenta que ha logrado realizar las acciones o acción que es necesaria para su objetivo, y poder recordar al menos las primeras veces subsecuentes, cómo es que llevó a cabo con éxito dicha acción. Adiestramiento implica aprendizaje, y en el aprendizaje está involucrada la inteligencia y la memoria.

En el caso de las acciones subsecuentes derivadas de hábitos, lo que implicaría sería necesariamente una memoria implícita, es decir, aquella que no necesita de un pensamiento abstracto, sino que se trabaja de modo subconsciente. Por otro lado, las que son heredadas, sí pienso pueden no implicar inteligencia aunque la memoria subconsciente está implicada, mas eso no menoscaba en forma alguna el valor inherente del sujeto.

Si los impulsos son deseos innatos, entonces eso significa que quien los posee es un sujeto, no un objeto. Los objetos no tienen deseos o impulsos. El que se lleven a cabo de forma no premeditada, no implica que el sujeto carezca de interés en sí mismo o que no se de cuenta de que le está sucediendo algo. Incluso algunos instintos pueden ser modificados a voluntad, por medio de irse adaptando al ambiente por medio de variaciones, como incluso C. Darwin lo menciona, haciendo alusión a la selección natural.

Y finalmente, ni el nivel de inteligencia ni memoria son capacidades cognitivas relevantes para cuestión de la sintiencia, sino meramente tener deseos, emociones/sentimientos e intenciones, y esto lo cumplen a cabalidad todos los seres sintientes, incluidos los animales no humanos con sistema nervioso activo (centralizado o no, vertebrados e invertebrados).

La inteligencia y la memoria interactúan con la sintiencia, que es la capacidad de tener deseos, emociones e intenciones, un «yo» (consciencia), pero la sintiencia no es una capacidad gradual en base al grado de inteligencia ni de la memoria, sino que es meramente el contar con la capacidad de tener deseos o intereses, emociones y voluntad. Es una cuestión absoluta.

De hecho, los instintos o impulsos suelen implicarse con los intereses básicos o fundamentales. Los intereses son meros deseos, como el de vivir, ser libre, tener un hábitat, ser feliz y conservar la integridad física, siendo cuestiones innatas, son deseos innatos; por otro lado, acciones instintivas se activan cuando hay estímulos que afectan estos intereses, por ejemplo al percatarse que nuestra vida, integridad y/o libertad están en riesgo, se dan los instintos de huir del peligro, corremos sin meditarlo, lo hacemos ya instintivamente, para proteger nuestros intereses. La acción inteligente en este ejemplo sería para dónde correr, cómo esquivar el peligro.

Entonces, contar con instinto no implica que sea un sujeto un mero autómata. Tanto los animales humanos como los no humanos sintientes contamos con instintos, mas no se puede concebir que un ser tenga instintos pero no sintiencia ni viceversa, ya que al contar con sistema nervioso activo cuenta con sintiencia como capacidad absoluta. Las capacidades cognitivas en cualquier grado le pueden ayudar a desarrollar hábitos que luego se conviertan en instintos, pero tanto la cognición como los instintos descansan sobre la base de contar con la capacidad de sentir (tener noción de la existencia propia y hacer valoraciones al respecto).

Los instintos no son meras reacciones fisiológicas, sino que implican a la mente, como se mencionó anteriormente; al subconsciente, son impulsos que implica cierto comportamiento del sujeto. La diferencias con los reflejos, es que el reflejo es menos controlable a voluntad; en cambio los instintos son modificables y evitables. El reflejo implica una reacción involuntaria de una parte del organismo, y no va ligada a la supervivencia (por ejemplo) del sujeto; el instinto requiere la percepción de una necesidad (supervivencia, por ejemplo) a cubrir para su activación e implica la movilización de todo el sujeto en su conjunto para realizar una actividad. En resumen: los instintos implican aspectos psicológicos; los reflejos son relacionados a la fisiología [4].

Los instintos son un medio por el que reaccionamos de forma inmediata para proteger nuestros intereses básicos y algunos otros no básicos (como el de reproducción o sexual). Los agentes morales tenemos más control sobre los instintos, como el de comer, pelear y sexualidad [3]. Los pacientes morales (humanos y no humanos) están más suceptibles de ser guiados en ocasiones por instintos más que por actos premeditados, sin dejar de lado que efectivamente, sí pueden realizar algunos actos premeditados, así no tengan conciencia de las implicaciones éticas. Los instintos están ligados con emociones como el miedo, la ira, la alegría, etc. Por tanto, sólo los sujetos, y por tanto seres interesados en su propia existencia, pueden tener instintos, y merecen respeto.

Referencias:

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