El racismo y el no veganismo se han apoyado en argumentos similares para buscar legitimarse como creencias. La diferencia básica es que mientras en la cuestión del racismo se ha ido menguando paulatinamente algunas de sus manifestaciones, en el caso del no veganismo permanece prácticamente intacto a nivel social y estructural, por lo que es una tarea ardua en mayor medida la lucha contra el no veganismo, aunque el racismo sigue siendo un problema grave aún hoy en día en una parte de nuestras sociedades humanas.
Michel Wieviorka [1] identifica y recopila las variadas formas en que el prejuicio racista ha tenido cabida en la sociedad mediante una serie de creencias y acciones que buscan perpetuarlo y darle un atisbo de racionalidad. Por ejemplo un racismo basado en creencias sobre una condición natural de las razas para considerar a unas superiores a otras, el sentido de pertenencia al grupo, se magnifica a los representantes intelectuales para hacer creer que por ello eso aplica a todos los de esa raza como representativo, alusiones a la frenología (forma del cráneo), el «Darwinismo social», y en general cuestiones biológicas y sociales para buscar justificar el dominio de unas razas sobre otras. Otra manera en que visualiza al racismo es con sus orígenes culturales, donde se liga a una cuestión natural a la cultura del sujeto, por ejemplo pensar que «se nace» de cierta cultura y que no es esta algo que se pueda adquirir. A esto último se le conoce también como etnocentrismo [2].
A lo largo de la historia el racismo así como el no veganismo han sido defendidos para mantener un sistema de supremacía de raza y especie (o simplemente opresión sobre ciertas especies), por lo que difícilmente habrían podido llegar hasta nuestros días si no tuvieran muchas aristas sus formas de expresarse, que van desde las más sutiles hasta las más burdas.
El no veganismo por su parte, igualmente parte de una otrorización por cuestión de su aspecto físico, atributos intelectuales, características que se asocian a ellos tanto identificables como no deseables («salvajes», «ferocidad», «sólo se guían por instinto», etc), como aquellas que se identifican como beneficios para los opresores (fuerza, aquellos con mayor inteligencia, lealtad, simpatía, etc).
El no veganismo también se fundamenta en cuestiones como la religión, la cultura, posición de poder, y la lucha por la supremacía del grupo de pertenencia, que en este caso se extiende hacia los humanos en sí mismos, incluso aquellos que son víctimas de racismo suelen oprimir a los demás animales, discriminarlos de la igual consideración del valor inherente.
En el momento que el animal humano encontró una posición de poder por sobre los demás animales, por ejemplo al hacerse de herramientas para capturar, someter y dañar físicamente a los demás animales, descubrir el fuego y encontrar en los demás animales a fuentes para satisfacer sus necesidades, se posicionó como dominador de dichos seres sintientes (de los demás animales), usando su poder para someter a aquellos más fuertes y aprovecharse de la inocencia de algunos otros. [3]
Así como el racismo se pudo originar de al dominar a grupos menos fuertes, y considerar a los “derrotados” como “inferiores”; y así como se excluía a las mujeres por considerarles débiles u otras cuestiones discriminatorias y
arbitrarias; así el no veganismo encontró su cauce mediante la posición de poder que encontraron los primeros animales humanos por encima de los demás animales. [3]
Conocer la epistemología de ambos prejuicios nos puede ayudar a dilucidar cómo educar para erradicar de la mayor cantidad de gente posible estos prejuicios y lo que se mantenga en el tiempo sea el rechazo mayoritario hacia dichos dogmas.
Básicamente se puede resumir que el racismo tiene en concordancia con el no veganismo, son similares en cuanto a que:
- se basan en la «otrorización», es decir, en ver a los diferentes como un grupo que es totalmente ajeno al endogrupo o grupo de pertenencia, por lo cual no consideran esté mal discriminarlos moralmente;
- se buscan reivindicar ya sea mediante la ciencia, religión, la filosofía y otras creencias en que debido a cuestiones naturales o biológicas, intelectuales y otras características, se considere que no tiene nada de malo incluso que es deseable relegar de la igual consideración moral a otros seres sintientes. Por ejemplo los sensocentristas gradualistas se basan en la cuestión de «niveles de sintiencia» apoyándose en cuestiones biológicas para determinar que unos sujetos tienen mayor relevancia moral que otros;
- son prejuicios que se cultivan desde el entorno, y donde no son afectados directamente por los resultados de dicho prejuicio, sino incluso beneficiados reguarlmente por ello quienes llevan a la práctica los prejuicios haciendo una estructura social en base a dichos prejuicios que oprime a las víctimas;
- moralmente son tan irrelevantes las razas como las especies de seres sintientes;
- ambos proceden de la ignorancia y reflexión seria del tema, por lo que en ambos casos la solución es la educació y reflexión seria sobre el tema, generando una empatía que conduzca a asumir que todo ser sintiente tiene igual valor inherente y por lo tanto debe ser respetado.
Diferencias:
- se ha avanzado socialmente mucho más en la concienciación del problema del racismo que del no-veganismo;
- incluso grupos de humanos oprimidos suelen oprimir a animales no-humanos, sintiéndose ofendidos cuando se les compara con la situación de opresión que viven los demás animales y hay individuos víctimas de racismo que explotan animales no-humanos. Es decir, los animales no humanos son las víctimas de las víctimas de otras opresiones;
- las víctimas de racismo pueden organizarse y concienciar por sí mismos a sujetos opresores; los demás animales dependen por completo de que sus opresores se den cuenta por sí mismos de la injusticia y se vuelvan sus defensores;
- las víctimas de racismo quieren que al mismo tiempo que se les respeten sus preferencias culturales, no ser excluidos de interactuar de una manera respetuosa con sujetos de diversas culturas y sociedades; los demás animales no tienen un interés en ser parte activa de las sociedades humanas, sino que se les respete, estén donde estén;
Ser vegano implica reconocer y respetar el valor inherente de los sujetos de otras especies; rechazar al racismo implica reconocer y respetar el valor inherente de sujetos independientemente de su color de piel o etnia. Son análogos, aunque como acabo de mostrar, tienen si bien sus puntos en común, también sus diferencias, por lo que deben ser abordados puntualmente. A la gente víctima de racismo se le oprime por su color de piel o etnia; a los demás animales se les oprime no por no ser humanos (especismo) o por no reconocerles un valor inherente como sujetos (utilitarismo). La gente víctima de racismo, legalmente podría no ser considerada ya propiedad, aunque moralmente haya algunos que no les reconozcan su valor inherente; los demás animales tanto legalmente como moralmente son considerados propiedad, de ahí la insistencia en que lo importante es la cuestión moral.
Referencias:
- «El racismo: una introducción»; Michel Wieviorka [1]
- https://dle.rae.es/etnocentrismo [2]
- https://abolicionnoregulacion.org/wp-content/uploads/noveganismo.pdf [3]
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