El antropocentrismo es un dogma basado en la cuestión de la supervivencia de una especie respaldada en la identidad de grupo o endogrupo, es decir, en que el grupo con el que uno se identifica como individuo debe prevalecer respecto a los «otros» que no son como nosotros. De esto derivan varias falacias sobre las que sin meditar la mayoría de los humanos, los cuales son no veganos, fundamentan sus creencias antropocentristas.
El antropocentrismo es la creencia de que el ser humano es el centro y medida de todas las cosas. Para ello se apela a cuestiones religiosas o espirituales, pseudomorales, exageraciones y generalizaciones sobre la especie humana, etc. El antropocentrismo ha sido defendido por filósofos como Kant [1], Descartes [2] y Aristóteles [3] entre muchos más, que reconocen en el ser humano características como únicas de la especie (o que su grado o forma es suficiente para ser un criterio dentro de la ética) en relación con los demás animales, y por ello como el único ser que debe ser estar dentro del marco de la consideración moral, tomando a dichas características como relevantes moralmente.
Sin embargo, podemos analizar dicho pensamiento y encontramos que se fundamenta en varias falacias, es decir, en argumentos inválidos, es decir, carentes de sustento lógico, sino meros dogmas porque se asumen por mera convención social.
Petición de principio
«Sólo la vida humana merece consideración moral, porque la vida humana es más valiosa»
Se pondera al ser humano, sólo por ser humano, no se defiende de forma sólida porqué es que el ser humano tiene «más valor». Para cada cual su propia vida tiene valor, independientemente del color de piel o etnia, sexo, preferencias, clase social o especie. Charles Darwin [4] ya mostraba evidencia de que la mayoría de las características de los animales son compartidas, y que sólo había una diferencia de grado entre ellas. La ciencia ya ha demostrado [5] que por ejemplo la capacidad de sentir es compartida entre animales humanos y no humanos, y a nivel ético esta es la única característica o capacidad que es relevante para ser considerado dentro de la comunidad moral.
Si hablamos del valor extrínseco, es decir, por lo que un sujeto pueda aportar a los demás, este no tiene relevancia para la inclusión en la igual consideración del valor inherente, porque eso no es un valor inherente o intrínseco. El valor inherente existe independientemente de si se aporta poco, mucho o nada al resto de individuos, porque es un valor que se reconoce el sujeto hacia sí mismo, al valorar su propia existencia.
Decir que la vida humana vale más por ser humana, no es distinto de decir que la vida de los humanos blancos vale más que la de los negros, o que la de los hombres vale más que la de las mujeres, o la de los heterosexuales más que la de los homosexuales, etc. El valor inherente consiste precisamente en que no depende de lo que los demás piensen sobre un sujeto o el grupo al que se asocia al sujeto, sino meramente de que un ser sea capaz de tener intereses, emociones e intenciones, y esto no es exclusivo de los humanos, como ya se ha mencionado respecto a la evidencia que existe sobre ello.
Se defiende a la vida humana, meramente por ser humana, incluso en el caso de que aún no sea sintiente, lo cual carece de sentido, por ejemplo al estar en contra del aborto de humanos antes de que estos tengan un sistema nervioso funcional, cayendo en la falacia de potencialidad respecto a que como en un futuro será un humano que sí sienta y adquirirá las características que se le asocian a toda la especie humana, entonces hay que respetar su vida, y mientras se defiende esta postura, se menosprecia la vida de otros seres sintientes como son los animales no-humanos.
«El ser humano es el centro y medida de todas las cosas»
Al mismo tiempo de ser una petición de principio, cae en la falacia de que es válido porque la mayoría de los humanos lo considera así (argumento ex populo), pero no significa que eso sea verdad o tenga un razonamiento lógico. Una cosa es lo que la mayoría de la gente piense y otra si está o no equivocada. No hay razón para asegurar que el ser humano debe ser el centro y medida de todas las cosas, ya que el ser humano arbitrariamente se coloca así mismo como rector del universo, siendo que existen también otros seres sintientes al menos en este planeta Tierra, por lo que las cosas no existen exclusivamente para el ser humano, sino que son compartidas con el resto de habitantes de otras especies sintientes. El poner al humano como medida de todas las cosas vuelve a caer en la irrelevancia moral de poner a los de cierta nacionalidad como centro y medida de todas las cosas, o a los de cierto sexo o etnia.
Posiblemente para la cucaracha ella misma es el centro y medida de las cosas, así para el perro, gato, vaca, cerdo, etc. Esto es entendible desde el punto de vista de que para cada cual su vida es importante, pero a nivel moral no se justifica guiarse por cuestiones meramente subjetivas para tomar determinaciones éticas como lo es para definir quienes merecen respeto. Para cuestión de respetar no es relevante lo que opine el grupo de pertenencia o la opinión más popular, sino los argumentos basados en la evidencia y la razón. Y es verdad que esta labor le corresponde a los agentes morales, pero precisamente por su agencia moral es que están en la obligación de realizar análisis razonados lógicamente y no en base ni a la conveniencia, creencias sin sustento ni ninguna otra cuestión sin fundamento racional.
«Ser humano creado a imagen y semejanza de Dios»
Esta al igual que las demás, es una mera creencia basada en otro dogma, el religioso. Tomar como base la religión para guiarse moralmente no es basarse en el razonamiento que tanto se pregona que tiene el ser humano. Lo que se crea en base a la religión es meramente caer en el pensamiento mágico de que seres o un ser divino ha dictado cosas y tomar esos preceptos como algo incuestionable, por ello el llamado a la Fe, porque se pide no cuestionar dichos argumentos, adormeciendo así la conciencia de los agentes morales de hacerse responsables de sus actos frente a la razón y no como un deber frente a entes mágicos. Hay religiones donde se subordina a la mujer por ejemplo, y no por ello significa que sean correctas esas creencias en base a un escrutinio razonado.
Por otra parte, quienes son ateos tampoco o simplemente no religiosos, tampoco se salvan de caer en el dogma antropocentrista, ya que han eliminado de la ecuación dogmática a la religión o dioses, pero siguen pensando que el humano, por el mero hecho de serlo merece ser respetado a diferencia de los demás animales, no reconociendo valor intrínseco en estos últimos.
Falacia de apelación a la naturaleza
«El ser humano tiene más poder, por lo tanto está bien explotar animales»
El poder no valida oprimir a otros. Así como no está justificado que naciones poderosas dominen a las demás, ni que los más fuertes dominen a los más débiles, así tampoco está justificado que los humanos opriman a los demás animales.
Se cae en la apelación a la naturaleza porque se pone de ejemplo que «el pez más grande se come al chico», «los leones comen cebras» y demás alusiones a lo que los demás animales hacen en base a su poder físico o intelectual sobre otros. Se omite adrede o por irreflexión que los demás animales son pacientes morales, es decir, no tienen razonamiento moral suficiente para que se puedan juzgar sus actos como correctos o incorrectos, pero los humanos agentes morales sí tienen la obligación de actuar acorde a la ética, por lo que no sirve de excusa lo que los pacientes morales hagan para validad actos de explotación. Por ejemplo, algunos animales no humanos cometen infanticidio, violaciones, y robos, y no por eso un agente moral podría sólidamente argumentar que está bien cometer esos actos bajo el pretexto de que los animales no-humanos lo hacen; o que humanos en base a su poder físico o intelectual esclavicen a otros.
Generalización apresurada
«Los humanos podemos hacer operaciones matemáticas complejas, tenemos una cultura diversa, religión, lenguaje complejo y podemos realizar inventos fantásticos; eso nos diferencia de los animales»
Además de que ninguna de las características que se aluden para dar al humano una justificación de su exclusiva inclusión en la igual consideración del valor inherente, son relevantes moralmente, como se comentó anteriormente; se hace una generalización a partir de seleccionar a grupos de individuos que sí tienen todas o varias de las características utilizadas para ponderar a la especie como un todo, como si todos los humanos sin excepción fuesen agentes morales capaces de hacer proezas intelectuales y no hubiese entre los humanos pacientes morales que no tienen ni tendrán en muchos casos, nunca la capacidad de hacer alguna o ninguna de las cuestiones con las que se intenta representar a toda una especie.
Hay animales no-humanos que pueden volar, nadar, respirar bajo el agua, tienen mejor olfato y oído que los humanos. Por otra parte, ellos también tienen su propio lenguaje e incluso hay evidencia que tienen noción de contar elementos y algunos pueden identificar símbolos [6], crear herramientas o utilizar elementos de la naturaleza [7] como tales; pero reitero que esto sólo muestra que hay varias habilidades o características compartidas entre humanos y los demás animales, y sólo se diferencian en forma o grado, pero tampoco es que todos y cada uno de los miembros de un grupo compartan todas y cada una de las características que varios de sus miembros tengan, porque esto caería dentro de la subcategoría de esta falacia como muestra insuficiente de casos. No todos los humanos son conscientes de la cultura de sus sociedades ni pueden hacer operaciones matemáticas o componer sinfonías, entender idiomas o lenguas humanas ni hacer impresionantes inventos, y sin embargo los incluimos dentro de la comunidad moral como personas con valor inherente.
Reitero que ninguna de esas características, incluso fueran homogéneas a la especie humana, serían relevantes moralmente, ya que lo único que tiene relevancia para deducir que se debe ser considerado una persona, es decir, tener valor moral es sentir, y no ninguna otra cuestión.
Referencias:
- Fundamentación de la metafísica de las costumbres; Immanuel Kant [1]
- Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de René Descartes. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/descartes.htm el 29 de agosto de 2020 [2]
- Partes de los animales; Aristóteles [3]
- El origen del hombre; Charles Darwin [4]
- http://fcmconference.org/img/CambridgeDeclarationOnConsciousness.pdf [5]
- https://www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/ilos-cuervos-saben-contar [6]
- https://duckduckgo.com/?t=ffab&q=animales+que+usan+herramientas [7]
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