Todas las causas de justicia están relacionadas, precisamente por ideas respecto a la justicia y respeto. Hay que tener una visión transversal de ellas, aunque el que estén estrechamente relacionadas unas causas con otras, es distinto a decir que están fusionadas. Cada causa tiene su sujeto político: el veganismo a los demás animales; el feminismo a las mujeres; del anticapacitismo las personas con alguna diferencia física o mental respecto a los demás; el antirracismo a los humanos racializados como inferiores, etc. Todas ellas cofluyen y tienen elementos comunes, pero problemáticas distintas. El veganismo tiene a su antítesis al no veganismo (especismo antropocéntrico y utilitarismo); el feminismo al machismo; el antirracismo al racismo, etc. Por ello requieren cada una tratamientos específicos aunque la pedagogía recurra a conceptos similares.
El caso que ocupa a este artículo, el feminismo y el veganismo tienen una estrecha relación dado que ambos comparten muchas características en común: la cuestión de haber sido considerados propiedad moralmente de otros sujetos; el considerárseles como inferiores al grupo considerado como dominante; y la cultura de que dichos sujetos tienen roles asignados al nacer.
Coincidencias
Cultura
En base a considerar que desde el nacimiento las mujeres tienen un rol relacionado a lo que se denomina roles género, se les estigmatiza de esa manera con cumplir ciertas tareas como «propias de su género», como es el hacerse cargo de la crianza de los hijos, cumplir con ciertos canones de belleza, considerar ciertos trabajos o actividades como propio de mujeres y en otros como incapaces para ello, vestimenta, y más.
Se asemeja a los roles que los humanos asignan por defecto a los demás animales, partiendo de la idea de que los demás animales «son para» cumplir los deseos humanos, identificándolos en uno o varios roles en los que se agrega como prefijo «animales de», como: compañía, trabajo, experimentación, consumo, entretenimiento, etc. Similar a cuando a la gente de piel oscura se le determinó por el grupo dominante que su rol era ser esclavos por sus capacidades físicas.
Subyugación al grupo de poder
Tal como en el especismo antropocéntrico, el animal humano subyuga a los demás animales para convertirlos en meros medios para sus deseos; así en una sociedad donde las relaciones sociales, políticas y económicas estén determinadas o sean influenciadas por el sexismo machista, se puede decir que es una sociedad patriarcal. Es decir, una sociedad donde más allá de algunos cuantos individuos, la estructura social en sí misma es usada como un vehículo para canalizar el prejuicio sexista en detrimento de las hembras humanas (mujeres). Este patriarcado va desde las relaciones familiares hasta grupos, asociaciones e instituciones.
De hecho, aún y que no existiesen leyes que como tal que expresamente perjudiquen a las mujeres, por medio de ciertas creencias aún arraigadas, puede existir una subyugación a un grupo de poder bajo la idea de que las mujeres son inferiores a los hombres y que por ello le deben obediencia a estos. Es decir, la sobrevivencia cultural de prejuicios sexistas permanecerían como dinámicas en parte de la sociedad aún y que en las leyes no fuese expreso dicho sexismo machista.
Si la sociedad en sí ya no tuviese como base de sus relaciones sociales al machismo de forma hegemónica, pero sigue habiendo grupos con algún tipo de poder, por ejemplo: iglesia, provida, etc; puede haber injusticias derivadas de ello al seguir existiendo individuos bajo este prejuicio derivado de la influencia de estos grupos. Por ello desde este blog se insiste en que parte de la educación en los Derechos Animales debe implicar rechazar toda estructura jerárquica impuesta y a grupos que promuevan situaciones de opresión (de derecha e izquierda), para que siempre por medio de la pedagogía la sociedad misma se autoregule y no genere estas posiciones de Poder (desde lo familiar hasta cualquier otro alcance social) donde puedan llegar a estar sujetos que perpetúen las injusticias derivadas de estos prejuicios. (Aunque más allá de las consecuencias, la existencia de esas posiciones de poder son intrínsecamente inmorales).
Discriminación arbitraria
Igual que en el no veganismo se excluye de la comunidad moral a los demás animales por no considerar que son sujetos con derechos morales; el machismo es un prejuicio que se refiere a excluir de la igual consideración en el valor inherente a las personas humanas por ser mujeres. Se cae en este dogma de creer que el sexo es una característica relevante para cuestiones morales, en analogía a considerar otras características irrelevantes moralmente como son la raza, etnia, nacionalidad, preferencias sexuales o especie. Se omite que el único requisito biológico para contar con consciencia es la sintiencia, de lo cual se deducen por medio de la lógica implicaciones éticas, como el valor inherente (principio de identidad relacionado a la dignidad), principio de igualdad, y el hecho mismo de ser persona. Y dado que se es persona, entonces se merece respeto por dicho valor inherente, independientemente de valoraciones instrumentales (beneficios).
Estatus de propiedad
Para el machismo, las mujeres son moralmente (y pueden considerar o no lo sean legalmente) propiedad de los hombres. Propiedades de sus maridos, padres, hermanos y en general se piensa bajo ese prejuicio que deben ser servidumbre para los hombres o para algún hombre en particular.
Víctimas de violencia implícita y explícita
Así como los no veganos creen que violencia es sólo causarles sufrimiento evidente o muerte a los demás animales; en una sociedad machista o para individuos machistas (incluso puede haber mujeres adoctrinadas en esta mentalidad), pueden tolerar o no la violencia explícita hacia las mujeres, por ejemplo golpe e insultos, violación de sus cuerpos, etc. Sin embargo, suele suceder que para la persona bajo el prejuicio machista no califica como violencia aquellos actos donde no hay violencia física en contra de las mujeres, creer que las mujeres no pueden tener habilidades que culturalmente se asocian a hombres (como saber de mecánica), asociarles con lo débil, asociar las labores del hogar como intrínsecamente de las mujeres, hacer chistes misóginos, ver a sus cuerpos como objetos de satisfacción y no a las mujeres como personas, el esperar una actitud reverente y abnegada por parte de una mujer, exigirles cumplan canones de belleza, valorarlas meramente por cuestiones instrumentales (parir, estética), los celos denotando a la pareja como propiedad, etc.
Asociación con lo irracional o negación de intelecto
El machista asocia a las mujeres con lo irracional, como seres meramente emocionales [1]. El no vegano cree que los demás animales no tienen ningun intelecto, sino meros instintos.
Diferencias
A diferencia de los demás animales, algunas mujeres son agentes morales (mujeres adultas sin cuestiones cognitivas que eviten ser responsables de sus actos), en cambio todos los animales no humanos hasta donde podemos saber al momento, son pacientes morales. Por tanto, aquí habría la diferencia de que las mujeres que son agentes morales pueden establecer acuerdos justos con otros agentes morales, ya sean estos hombres o mujeres, es decir, acuerdos donde no se viole la dignidad (valor moral) de ninguno de los implicados. En el caso de los demás animales no pueden ejercer esto por carecer de razonamiento moral suficiente para entender las implicaciones éticas de los actos.
Los grupos humanos oprimidos pueden ejercer acción persuasiva y acciones políticas (pueden ser no estatistas) para cambiar el paradigma social. Obviamente esto no lo pueden hacer los demás animales, sino que dependen enteramente de terceros.
Los demás animales son el único grupo oprimido que siendo oprimido por víctimas humanas de otros prejuicios, ellos no pueden violar los derechos de nadie, dado que son pacientes morales. Pueden causar daño a otros, pero no es imputable moralmente.
Anna E. Charlton [1] menciona que algunas ecofeministas proponen una ética del cuidado para los demás animales en lugar de reconocimiento de derechos, pero esto es problemático porque implicaría que sólo se tiene cierta consideración por aquellos sujetos con quienes se tiene algún tipo de vínculo, lo cual no elimina su estatus de propiedad.
El sujeto político en el feminismo son las mujeres; el sujeto político en el veganismo son los animales no humanos. Por supuesto que en ambas causas puede haber beneficios colaterales para otros sujetos, pero no son su objetivo.
Los animales no humanos a diferencia de las mujeres, no están bajo diversas opresiones, sino bajo una sola: el no veganismo. Excepcionalmente podrían por ejemplo ser víctimas de sexismo si alguien considerase erróneamente que unos son más víctimas que otros en base a su sexo, pero esto no es algo que esté tampoco normalizado, como sí lo está el no veganismo (sobre todo el especismo antropocéntrico).
Referencias:
Anna E. Charlton. «Las mujeres y los animales». Teorema vol. XVIII/3, 1999, pp. 103-15 [1]
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