Existe una confusión respecto a lo que es la consideración moral y el respeto [1], sobre todo en el ámbito animalista. Se habla de que debemos incluir en la consideración moral a los demás animales, pero esta inclusión depende de si realmente vemos al sujeto en su conjunto, como lo un ser sintiente tal cual, de lo contrario no conlleva en sí misma hacia el respeto a su dignidad, es decir, a no considerarlos propiedad o recursos.
El respeto implica consideración o una mirada al sujeto en su plenitud. Pero sucede que debido a ciertas teorías sobre la moral, a veces se habla de consideración moral hacia los sujetos o de integrarlos a la consideración moral, sin haber visto al sujeto en su totalidad, sino sólo algunas partes de su naturaleza como ser.
En el ensayo «Animalismo previo al veganismo» [2] hice una breve reseña de personajes que tuvieron interés en la cuestión de los demás animales, teniendo algunos de ellos cierta consideración moral hacia los mismos, pero ¿qué es la consideración moral?
Proviene del latín considerāre, que se refería originalmente a «observar detenidamente a las estrellas» (los astros). Se puede interpretar como prestar atención a algo o alguien; darle importancia; tenerle en cuenta. Por otra parte, moral proviene del latín moralis, que es una traducción del griego éthos, que en la ética se refiere al estudio de los actos respecto a si son correctos o incorrectos.
Entonces la consideración moral podemos decir que es prestar atención o darle importancia a alguien en cuestiones morales. Darle importancia a alguien para cuestiones morales significa tenerle en cuenta en los aspectos que se piense tienen relevancia para cuestiones de la ética. Por ejemplo: considerar sus intereses, su voluntad, su calidad de sujeto, sus emociones, etc. Aspectos como la empatía e incluso la compasión, son actitudes que implican tener algún nivel de consideración moral para con los demás sujetos.
Incluso los bienestaristas, desde los tiempos de Jeremy Bentham, consideran intereses relacionados con el bienestar de los demás animales (evitar el sufrimiento y buscar el placer), basándose en la creencia de que lo que merecen los animales sintientes no humanos es bienestar, no considerando como algo absoluto respetar su vida y libertad, sino de una forma hedonista (basados en conseguir el mayor placer y el menor sufrimiento para la mayoría de los afectados).
Cuando se habla de traer a los demás animales a una igual consideración, habría que ver si se habla desde una postura consecuencialista (teoría sobre la moral que juzga las acciones en base a si sus consecuencias. De ésta se desprende el utilitarismo) o desde una postura deontologista (las acciones pueden ser juzgadas en sí mismas, en base al deber de realizarlas porque se considera que en sí mismas son buenas o malas). Si es desde la postura consecuencialista/utilitarista, es simplemente considerar los intereses en base a un bienestar, sin que exista la noción de que tengan el derecho absoluto a no ser propiedad o meros recursos, debido a que el utilitarismo es hedonista como se mencionó anteriormente, es que a los sujetos se les considera meros receptores o contenedores de placer y sufrimiento, y solamente se considera incorrecto causarles aquel sufrimiento que no supere el placer para los involucrados en los efectos o consecuencias de dicho acto. Por el contrario, si hablamos desde una postura deontológica, hablar de traer a la igual consideración a los demás animales, implica que así como consideramos que los humanos somos fines en sí mismos, es decir, no existimos como meros recursos para los demás, no existimos para satisfacer las necesidades de otros, sino que tenemos voluntad y el derecho absoluto de no ser propiedad; entonces incluir a los animales no humanos en la comunidad moral implica respetar su valor moral, es decir, su dignidad.
Las discrepancias entre las implicaciones de hablar de consideración moral según la teoría sobre la moral de que se trate, no significan de ninguna manera que la moral se base en la subjetividad, sino simplemente que una teoría (el utilitarismo y cualquiera consecuencialista) pondera el bienestar (que es un asunto moral) por encima de cualquier otro interés, y la deontología implica la noción de derechos morales que deben ser respetados por ser inalienables, pero con el derecho moral absoluto (es decir, que no puede ser vulnerado bajo ninguna circunstancia) de no ser propiedad; es decir, de no ser esclavizado ni explotado.
Consideración moral y respeto
Si por respeto por los sujetos se comprende que es aceptar al otro por lo que es, que en cuestión moral se refiere a que es un sujeto que tiene un valor en sí mismo que se asigna a sí mismo:
Se refiere a prestar atención o tener consideración especial hacia un ser por como es realmente
[1]
Es una consideración especial, no una simple consideración de algunos elementos del sujeto, sino del sujeto debido a las características que lo hacen serlo, como lo es sentir; autovalorarse. No se puede hablar de respeto realmente si sólo contemplamos una parte o algunas características que merecen consideración moral, sino que para que se pueda hablar de una especial consideración moral, se requiere reconocer el valor moral de las personas, es decir, que existe una diferencia radical entre aquellos seres a los que habríamos de respetar pero no por lo que son en sí mismos sino por su valor instrumental; en contraparte con aquellos seres con quienes tenemos deberes directos debido a ellos mismos, a que tienen un valor moral, intrínseco o dignidad.
Por lo tanto, el respeto a la dignidad de los sujetos es la consideración moral de dichos sujetos por el mero hecho de ser personas, y entender que ello implica no vulnerar su estatus de sujeto, es decir, no relacionarnos con dicho ser como si no tuviera el interés de vivir para sus propios fines.
Siendo veganos estamos siendo congruentes con la noción del respeto por los demás animales, al no vulnerar el derecho de estos a no ser reducidos a cosas por la manera en que se les visualiza y usa. Es cierto que podemos mostrar otras formas adicionales al respeto al sujeto al no explotarlo, como el de ver por su bienestar, vida y hábitats; mas la consideración y velar por estos carece de sentido si se les sigue utilizando para nuestros fines. Además que el respeto por el bienestar, vida y hábitats no es absoluto, es decir, podría haber alguna justificación moral para vulnerarlos, como es la defensa propia; sin embargo, como se comentó anteriormente, no existe justificación moral alguna para esclavizar ni explotar a personas (humanas y no humanas). De hecho no tenemos el deber moral de proporcionar bienestar ni de velar por la vida ni los hábitats de quien no está bajo nuestra tutela o debido a un daño que no hayamos causado nosotros, sino un deber prima facie (a primera instancia o por defecto) de no vulnerarlos; nada más. Velar por ellos depende de la voluntad (una virtud). Por ello se dice que el veganismo es el mínimo respeto que le debemos a los demás animales, porque el respeto por la dignidad (no usar a alguien como mero medio para un fin) es el punto de partida para que tenga sentido hablar de una manifestación de dicho respeto el velar por el resto de sus intereses. Si no respetamos el derecho básico a no ser propiedad, pero tenemos preocupación por otros intereses, simplemente estamos teniendo algún grado de consideración moral; no un respeto. Hay niveles de consideración moral porque hay quienes prestan atención a más o menos características relevantes del sujeto a nivel moral, pero para comenzar a hablar de respeto a la dignidad se tiene que considerar al sujeto como tal, como un ser que existe para los propósitos que dicho ser decida para sí mismo, en congruencia con el hecho de ser una persona. Es una cuestión elemental de justicia.
No tener la consideración moral a la par del respeto debido por los de nuestra especie, caería en especismo (antropocentrismo), y tanto este especismo como cualquier otro tipo de irrespeto al valor como personas que tienen los demás animales, es no veganismo. Por ello tenemos que aplicar el principio de igualdad, desde la perspectiva deontológica, ya que es esta la que habla de una igualdad en el valor moral independientemente de la especie, y no una igualdad en meras cuestiones de sufrimiento y placer (y sus intensidades).
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